Los viajes por tierra desde y hacia Quito, que se cumplen por el plan de contingencia, tienen poca demanda. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
El cierre del aeropuerto Mariscal La Mar de Cuenca por el recapeo de la pista, que se ejecuta desde el 20 de agosto, afecta principalmente al sector turístico.
Hasta ahora, el impacto es menor para las industrias, comercios y entidades públicas y académicas porque agosto fue el mes de menor trabajo para ellos.
En el resto del año, en cambio, esta terminal aérea es más utilizada por ejecutivos, técnicos industriales, capacitadores, funcionarios públicos y docentes universitarios, de acuerdo con información de Latam y Tame.
Esta última sirve en las rutas hacia Quito y Guayaquil y la otra solo a la capital de la República.
Entre enero y marzo pasado, más de 35 000 pasajeros al mes se movilizaron por este aeropuerto. El 70% fueron empresarios y funcionarios públicos y el resto turistas, señala Andrés Robalino, director ejecutivo de la Cámara de Industrias, Producción y Empleo de Cuenca.
Con ese criterio coincide Pablo Calle, jefe de Tame en la capital azuaya.
Desde mayo pasado, tras la restricción que impuso la Dirección General de Aviación Civil cuando la pista está mojada, se cancelaron 148 vuelos de ambas aerolíneas y más de 200 tuvieron retrasos. Por ello, el movimiento de pasajeros también bajó.
Para Robalino, la afectación por el cierre del Mariscal La Mar fue menor para los sectores productivos porque las reuniones de trabajo, capacitación, talleres… se frenan en agosto porque la mayoría de empleados sale de vacaciones.
Otras empresas, dijo, optaron por postergarlas o mantener las reuniones de trabajo mediante videoconferencias.
Jaime Moreno, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cuenca, espera que se cumpla con el plazo de reanudación de los vuelos debido a que la actividad productiva aumenta desde este mes porque las industrias y comercios se preparan para las ventas de fin de año.
De acuerdo con el cronograma, el aeropuerto operará desde el 19 de este mes.
La situación es diferente para el sector turístico, dice el presidente de la Asociación Hotelera de Azuay, Juan Pablo Vanegas. En agosto del 2015, los hoteles tenían un 60% de ocupación y el mes pasado no llegaron al 30%, asegura el representante. “El 50% de los huéspedes de agosto del 2015 llegaba principalmente de Quito y ahora más de la Costa”.
Por la cancelación de los vuelos, las reservaciones en los hoteles, que se hicieron por las vacaciones de la Sierra, se suspendieron.
“Es la peor época en los últimos 30 años. A más del cierre del aeropuerto nos afecta la situación económica del país y el cierre de las calles céntricas por las obras del tranvía”, señala Vanegas.
Pese al plan de contingencia, que se aplica por el cierre del Mariscal La Mar, hay pasajeros que preveían llegar desde Quito pero suspendieron sus desplazamientos por las siete horas de viaje. Por ello, en los dos turnos diarios de los microbuses de la Alianza de Transportistas del Austro, arriban máximo 25 personas.
La capacidad de cada turno es de 20 y hay ocasiones que se suspende un viaje debido a la poca demanda de pasajes.
El viernes pasado llegó el quiteño Bernardo Buendía para finalizar una consultoría en una empresa. “Fue imposible aplazar el viaje porque hay tiempos establecidos”. Según él, cuatro veces al año utiliza el aeropuerto cuencano.
Ese mismo día, Juan Tapia y Cecilia Carrasco viajaron a Quito para mantener una cita de trabajo en la empresa Books and Bits. Salieron a las 07:00 desde Cuenca por vía terrestre en los microbuses hasta Guayaquil y de allí tenían previsto tomar un avión a Quito.
“Esas reuniones siempre se cumplían en la mañana, pero los directivos postergaron para la tarde por el tiempo de viaje. Antes iba y retornaba el mismo día y ahora necesito dos días”, dice Tapia.
El aeropuerto de Guayaquil se convirtió en estratégico para los viajeros que necesitan llegar a Quito o Cuenca. La Alianza de Transporte del Austro mueve un promedio de 500 pasajeros diarios hacia Guayaquil y 40 a Quito, entre idas y retornos.
A ellos se suman otras empresas autorizadas para movilizar turistas.
Según Samuel Coronel, de la empresa Operazuay, sus busetas movilizan más de 300 viajeros por día a Guayaquil. “Otros prefieren viajar en sus vehículos”.
Según Calle, gerente de Tame en Cuenca, si bien el aeropuerto de Guayaquil está relativamente cerca de la capital azuaya y facilita la movilización de los pasajeros a Quito, la afectación por el cierre del Mariscal La Mar es grande.
“En el mes que durarán las obras en la pista, el sector corporativo será el más afectado”.
Solo Tame suspendió más de 80 vuelos y en el mes que durará el cierre no podrá transportar más de 7 000 pasajeros. Mientras que Latam maneja un estimado de 60 vuelos cancelados y 4 000 pasajeros a los que –al igual que Tame- les otorgan facilidades para que completen su itinerario de viaje. Entre ellos, están los turistas extranjeros que llegaban en vuelos de conexión.