En la calle Quito, en el centro de Santo Domingo, es habitual el uso de la bicicleta para transportar alimentos. Foto: Juan Carlos Pérez/ EL COMERCIO
Las condiciones topográficas y geográficas, la densidad poblacional, la movilidad, la infraestructura y la distracción son factores que influyen en el desarrollo de las ciclovías en siete ciudades: Cuenca, Loja, Santo Domingo, Bahía de Caráquez, Manta, Portoviejo e Ibarra.
Si bien en estas urbes hay extensiones que dan espacio a la bici, aún son limitadas frente a otros países. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó en el 2013 el estudio Biciciudades en América Latina, en donde se hicieron encuestas en 11 urbes: Asunción, Cochabamba, Cuenca, La Paz (Baja California), Manizales, Montego Bay, Montevideo, Bogotá, Buenos Aires, Lima y México. El sondeo determinó que Bogotá lidera en la disponibilidad de carriles exclusivos para ciclistas, con 376 km construidos.
En Ecuador, la capital azuaya, con 17 km de ciclovías tiene las condiciones para la movilidad alternativa; geografía, clima y distancia. Justamente el BID destaca a Cuenca entre las que más han avanzado en el tema.
La bicicleta solidaria es un proyecto que se ejecuta en Cuenca. El plan involucra a parques y espacios abiertos. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO
La ciudad se asienta en un valle; en este hay tres pisos (terrazas) geográficos y la temperatura oscila entre 18 y 25 grados. Para el experto en movilidad, Manuel Larriva, esas condiciones hacen que el cuencano se interese más por este medio. En la parte baja están los ríos Tomebamba y Yanuncay; en la media, el Centro Histórico; y la más alta, el Parque Nacional Cajas. En esa especie de rectángulo hay unos 200 km de vías, pero que no están definidos para uso exclusivo de ciclistas.
Desde la parte institucional falta bastante, pues solo hay 4 km de red primaria de ciclovías y otros 22 km de vías compartidas para deportes en las riberas de los ríos. Esto, pese a que según el Municipio de Cuenca, unas 10 000 personas usan este medio para movilizarse. Por eso, el Cabildo prevé aumentar las ciclovías e impulsar el proyecto de la bicicleta pública.
Más al sur, Loja también tiene condiciones topográficas adecuadas. Pero, no tiene ciclovías para la práctica deportiva o como medio de transporte. Desde el Municipio se trabaja para habilitar senderos donde se pueda circular sin líos.
Rodrigo Muñoz, de la tribu Xiroas de Loja, dice que se puede circular en la ciudad, porque de norte a sur es plana. Hacia el occidente y oriente la geografía cambia y, a su vez se puede practicar ciclismo de montaña.
Desde la óptica municipal, el concejal Darío Jaramillo cree que el primer paso es que más lojanos se sumen al uso de la bicicleta. “Las leyes se aplican cuando la necesidad se masifica y si tenemos más personas se podrán aplicar ordenanzas”.
Actualmente están habilitados 3 km, entre el norte, (sendero ecológico) y sur de la ciudad (La Tebaida), para ciclopaseos. Estos espacios se caracterizan por estar rodeados de naturaleza y evitar el tráfico vehicular.
En ciudades tropicales, como Santo Domingo, el interés aumenta. Hace un año, más de 200 personas salieron para efectuar ciclopaseos cada fin de semana. Hoy, suman 2 000.
Juan Pablo Romero, de la agrupación Bicikultura, explica que las condiciones geográficas de la ciudad son propicias, dado que la superficie es, en su mayoría, regular. La única elevación considerable es el cerro Bombolí (620 m de altura).
Sin embargo, la ciudad no ofrece rutas específicas o señalización para el paso de ciclistas. El gerente de la Empresa Municipal de Transporte, José de Luna, reconoce esa falta de infraestructura, pero dice que durante cada práctica se brindan seguridades, en tramos de entre 6 y 15 km. El departamento de Planificación del Cabildo realiza estudios para construir ciclovías, en las fajas de protección de los esteros como el Chila, Pove, Pupusa y demás.
En ciudades costeras, como Bahía, Manta y Portoviejo, conducir una bicicleta es usual. Las tres urbes tienen una similitud; las zonas comercial, bancaria y turística están asentadas sobre una topografía plana.
La planicie de Bahía de Caráquez permite que la movilidad fluya; además, contribuyen los espacios junto al malecón. Foto: Patricio Ramos/ EL COMERCIO
Cálculos de comerciantes de bicicletas del puerto manabita, dicen que en las tres ciudades circulan 100 000 bicis. En Manta y Portoviejo, la clase media baja es la que la más usa.
En Manta, según el alcalde Jorge Zambrano, la tendencia apunta a dar preferencias al peatón y al ciclista. “Estamos trabajando; hay dos tramos de ciclovías: en la vía Puerto-Aeropuerto, que desemboca a la zona comercial; y en la vía Manta-San Mateo, que utilizan los ciclistas de ruta”.
De retorno a la Sierra, Ibarra es una ciudad cómoda para movilizarse en bicicleta, indica Chary Vercutiere, del colectivo Bicicultura. La geografía plana, la urbe no tan extensa (41,68 km²), el clima templado (18 grados) y las avenidas anchas (13 metros) contribuyen.
Esas características además permitieron que Ibarra junto a Riobamba, Manta, Cuenca, Pedernales, Babahoyo, Lago Agrio, Quevedo y Quito hayan sido escogidas, hace dos años, por el Ministerio de Transporte para desarrollar un plan piloto de ciclorrutas, con el trazado de 240 km exclusivos.
En Ibarra, los ciclistas piden a las autoridades del Cabildo acciones concretas, para tener más espacios en la ciudad. Foto: José Mafla/ EL COMERCIO
Apesar de las condiciones, el proceso no avanza .El colectivo Bicicultura y el concejal Juan Mantilla presentaron, el mes pasado, un proyecto de ordenanza para fomentar el uso de la bicicleta. El texto está en análisis del Concejo Municipal.