Las bicicletas sustraídas superan los USD 10 000. Foto: Cortesía
La primera alerta apareció en Facebook. En esa red social, una de las afectadas contó cómo a las 05:00 de ayer, sábado 24 de octubre del 2020, ella y sus dos amigas fueron asaltadas mientras salían de Quito rumbo a la provincia de Bolívar. La mañana de este domingo, 25, este Diario habló con ella, quien relató todo lo que ocurrió.
Recuerda detalle a detalle el ataque de tres hombres, pero pide no publicar su nombre.
Aquí presentamos su testimonio:
“El día de ayer estábamos saliendo desde el norte de Quito hasta la provincia de Bolívar. Nosotros montamos bicicleta allá. Eran las 5 de la mañana y a la altura del Intercambiador de la Simón Bolívar y la Ruta Viva nos detuvimos a recoger a nuestra tercera pasajera. Íbamos tres mujeres en el auto y llevábamos dos bicicletas de Enduro.
Al momento en que ella se sube al carro, cierra la puerta, empiezo a acelerar y me percato que la puerta del copiloto se había vuelto a abrir. Entonces veo cómo una persona jalaba a mi amiga hacia atrás y la tenía amenazada con un cuchillo en el cuello.
En menos de un segundo había otro tipo subido en la parte de atrás del carro y un tercer sujeto me bloqueaba la salida.
De repente los tres se subieron al vehículo, nos abordaron, nos pegaron, me amarraron y me pusieron en la parte de atrás del auto.
Le dije que si querían se llevaran el carro y las bicicletas, pero que nos dejaran libres. Entonces, nos indicaron que no les interesaba el carro, pero que nos iban a llevar con ellos, que lo que querían eran las bicicletas. Las dos que se llevaron están valoradas en USD 10 000.
Luego nos secuestraron y nos llevaron hacia el sur de Quito. En el tramo desde la intersección de la Ruta Viva hasta la Argelia se contactaron con el conductor de una camioneta.
Cuando se encontraron desmontaron las dos bicicletas, las subieron en ese vehículo y se las llevaron. Mientras pasaba eso nos pegaron, nos pusieron una capucha, para que no viéramos nada, pero yo pude ver de reojo que era una camioneta blanca.
Después, los tres tipos seguían en mi vehículo y nos llevaron más hacia el sur. En todo este transcurso nos seguían golpeando repetidas veces con una barra metálica.
Me clavaron un destornillador en la clavícula, tenían cuchillos. Nos amenazaban con dispararnos, aunque nunca nos enseñaron una pistola.
Nos decían que pertenecían a una banda delictiva. Nos amenazaban. Pero después escuchamos que ya nos iban a dejar botadas. Entonces se metieron por unas calles adoquinadas, en el sur de Quito.
Nos amarraron muy fuerte, nos dejaron encerradas adentro del vehículo y lanzaron la llave en una alcantarilla y se fueron corriendo. Para entones ya eran las 6 de la mañana. Nunca supe en qué barrio estábamos.
Con la adrenalina del momento intenté zafarme, lo logré, logré desatarles a mis amigas que estaban en shock.
Me bajé del auto, recuperé las llaves de la alcantarilla, que gracias a Dios estaba abierta, tenía mucha basura y las llaves quedaron al alcance.
Prendí el vehículo y manejé hasta la primera gasolinera que pude encontrar. Ahí nos dejaron hacer una llamada, porque además de llevarse las bicicletas nos robaron el dinero en efectivo, el equipo de las bicicletas, cascos, mochilas, billeteras, gafas de sol, aretes, joyas.
Primero llamé al ECU-911 y el patrullero llegó casi una hora después. La Policía nos dijo que debíamos venir al complejo del norte, porque el hecho había comenzado ahí. Ya presentamos la denuncia en la Policía Judicial.
Luego de que llamamos al ECU-911, mi amiga se comunicó con su pareja. Él llegó al lugar en donde estábamos y nos ayudó”.