¿Por qué hay un desierto en medio del páramo andino de Chimborazo?

La geografía del terreno también es un indicador de cómo fue el desierto de Palmira en el pasado. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

La geografía del terreno también es un indicador de cómo fue el desierto de Palmira en el pasado. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

El paisaje del desierto de Palmira, en Chimborazo, está ubicado a 2 600 metros de altura sobre el nivel del mar en Guamote, a unos 90 minutos de Riobamba.

Siglos de erosión y sobreexplotación originaron la aparición de este páramo seco en medio de la Región Interandina. Una teoría analizada por expertos ambientales sugiere que el proceso que desencadenó la desertificación se inició en la época prehispánica.

Carlos Bonilla, investigador del Grupo de Investigación de Desarrollo, Ambiente y Cambio Climático de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, piensa que esa zona pudo haber sido ocupada por cañaris y puruhaes para la crianza de animales para obtener fibras y trabajarlas en telares.

El paisaje del desierto de Palmira en Ecuador. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Luego, con la llegada de los colonos españoles, quienes trajeron nuevos animales como ovinos, bovinos y caballos que se adaptaron fácilmente al clima y a la altura, se agregó aún más presión sobre esa zona.

“El desierto de Palmira fue un páramo. Aún hay vestigios de los pajonales, quedan algunos pocos sobre los pilotes de suelo original que aún quedan”, explica Bonilla. Él calcula que debido a la erosión se perdió cerca de 1.5 metros del suelo original.

La geografía del terreno también es un indicador de cómo fue el desierto de Palmira en el pasado. Está ubicado en un piso hidrológico alto y posiblemente era una zona de recarga hídrica que desembocaba en la Laguna de Colta, por lo que se cree que pudo ser un sitio de abastecimiento de agua para los pueblos aborígenes.

Las comunidades se han organizado para dar servicio de turismo en el desierto de Palmira. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

El sobrepastoreo excesivo, la pérdida de la cobertura vegetal y los humedales finalmente causaron la desertificación. Es muy limitada la flora y fauna. Solo hay un bosque de pinos sembrado como barrera natural para contener la arena y mermar la erosión que causa el viento. Hay chilca, sigse y rezagos de pajonales. En cuanto a fauna hay aves como mirlos, tórtolas y curiquingues.

Los habitantes de las 12 comunidades de esa zona han vivido durante décadas entre la sequía y las tormentas de arena que se producen especialmente entre junio y agosto, cuando hay vientos fuertes.

Hace unos 40 años la sequía fue tan fuerte que casi toda la población migró a las ciudades, los pocos habitantes que permanecieron en sus propiedades caminaban cerca de una hora hasta la estación del tren para abastecerse de agua.

“Cuentan que el tren llegaba dos veces a la semana y había que hacer filas largas para llenar con agua unos recipientes de madera”, cuenta Pedro Muyo, un comunero de Tipín.

Es muy limitada la flora y fauna en el desierto de Palmira, en Chimborazo. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

La plantación de un bosque de pino ayudó a contener las tormentas de arena y el avance de la acelerada erosión del suelo que desertificaba el páramo. Pero una extensión de 10 hectáreas ya no pudo recuperarse.

18 familias de seis comunidades se organizaron para aprovechar la reciente popularidad del desierto e iniciar un emprendimiento. Ellos construyeron un parqueadero, una cabaña de artesanías y cobran USD 1 por ingresar al desierto desde su centro comunitario.

El dinero, según Manuel Manya, se utilizará para mejorar la infraestructura y más adelante convertirlo un centro de alto nivel que resulte atractivo para los turistas nacionales y extranjeros. “Cuando la gente empezó a llegar no podíamos creer que un desierto que hemos tenido siempre les parezca tan atractivo”, dice Manya, presidente de la asociación Desierto de Palmira.

Para llegar hay que conducir por la vía Panamericana Sur y tomar un desvío por la vía que conduce a la comunidad Tipín Alto, la vía está lastrada y en buenas condiciones, por lo que incluso pueden ingresar los vehículos pequeños.

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