Un libro chileno está dando la vuelta al planeta. Según relata el diario español El Mundo, se acaba de publicar en Chile un libro que devela el romance que el general Augusto Pinochet mantuvo varios años con una quiteña.
En ‘La familia. Historia privada de los Pinochet’, que se ha convertido en un éxito de ventas, se devela una investigación de los periodistas Claudia Farfán y Fernando Vega, que reconstruyeron el episodio que, según ellos aseguran, estuvo a punto de hacer naufragar el matrimonio del fallecido Presidente de facto, cuando aún era un mayor, en el año 1956, y se desempeñaba como profesor de la Academia Militar de Guerra, en Quito.
En la literatura
En la novela ‘La guerra de la funeraria’, de Byron Rodríguez, editor cultural de EL COMERCIO, ya se había contado, con licencias literarias, del apasionado romance del militar chileno con la pianista quiteña.
En la historia, publicada en 2007, Rodríguez llama Pía a la mujer y desliza que de ese romance nació un hijo, Juan.
Sus compañeros de la Academia Militar Brasil dicen que es idéntico al ex dictador chileno.
En el libro se relata que Pinochet se prendó tras escuchar una pieza de Bach en las manos de Piedad.Ahí se habla de Piedad Noe. En Quito es un secreto a voces que cuando el mayor Pinochet fue enviado al país, se enamoró de una ecuatoriana, Piedad. En la investigación publicada en Chile se dice que el apellido de la mujer es Noe, contradiciendo la versión que se conoce bien en varios círculos de Quito.
“Ocurrió en un período anterior al golpe militar, cuando Pinochet fue enviado a Ecuador, en una misión que tenía por objetivo organizar la Academia de Guerra de ese país. Entre los años 1956 y 1959, la pareja se codeó con la crema y nata de la sociedad ecuatoriana. Fue entonces cuando el oficial chileno y Piedad, una belleza de pelo castaño y ojos claros, se enamoraron perdidamente”, relató la autora Claudia Farfán a El Mundo.
La publicación del diario español cuenta que “enterada de la infidelidad de su esposo, Lucía Hiriart regresó a Chile, donde dio a luz a Marco Antonio, el cuarto hijo de la pareja. Augusto se debatía entre los dictados de su corazón y las obligaciones de su carrera: el código castrense no admitía esa clase de devaneos.
Finalmente, con la mediación de amigos y familiares, Lucía regresó con el hombre con quien compartía su vida desde 1943”.
La pareja tuvo otra hija, Jacqueline, la menor, que por ser fruto de la reconciliación, fue siempre la predilecta del general, dice El Mundo. “Sin embargo, los enamorados mantuvieron la relación e incluso Piedad hizo un viaje furtivo a Chile en 1983, cuando en pleno apogeo de la dictadura, nadie pestañeaba sin el consentimiento del general.
“Descubrimos la absoluta dependencia de la esposa y de los hijos, ya adultos, en la figura paterna. Una dependencia que los convirtió en desvalidos, tras el fallecimiento de Pinochet”, contó Vega al diario español.
Farfán y Vega comenzaron su proyecto en 2006, cuando Lucía Pinochet, la primogénita, fue detenida en Washington tras el descubrimiento de la cuenta secreta que su padre tenía depositada en el banco Riggs.
El artículo indica que “el libro también revela que durante los casi dos años que permaneció detenido en Londres, a raíz del proceso entablado en su contra por el juez Baltasar Garzón, el general llamaba constantemente por teléfono a un amigo ecuatoriano. Una de las pocas personas ante quienes se permitió llorar, cuando hablaba de su desamparo y de lo mucho que extrañaba a Chile”.
Pinochet llegó a Ecuador a bordo del buque italiano Marco Polo, que antes se detuvo en el puerto del Callao, en Lima, para luego continuar hacia la isla Puná, en el golfo de Guayaquil, donde abordó la lancha Rosita, que navegó el río Guayas el puerto de Guayaquil, junto al monumento a Bolívar y San Martín.
Ahí estuvo tres días antes de partir a Quito. Estos datos están consignados en la novela ‘La guerra de la funeraria’, de Byron Rodríguez Vásconez, quien es editor de Cultura y Siete Días de EL COMERCIO (ver puntuales).
Era 1957, cuando ya se había consolidado como un respetado profesor de Geografía Militar y Geopolítica en la academia, que estaba ubicada junto al Colegio Mejía, centro norte de Quito.
En la novela de Rodríguez, que fue publicada por editorial Planeta, se relata que Pinochet y Piedad se conocieron en una fiesta en el Círculo Militar antiguo, en las calles Venezuela y Mejía. Pinochet, describe el relato de Rodríguez -quien dedicó dos años a seguir la huella del militar chileno en Quito- entró al lujoso salón del Círculo Militar del brazo de Lucía. Ambos se encantaron con las lámparas araña y los espejos de marco dorado.
Pero lo que encandiló al hombre fue la belleza de aquella pianista relacionada con la aristocracia quiteña. En el capítulo que Rodríguez dedica al romance, se describen los encuentros de Pinochet y Piedad en una casa de la calle Calama. Una casa, que aparece descrita como dueña de una tupida madreselva.
Estos datos ya habían sido publicados en Chile, en noviembre del 2007, en un amplio reportaje que el periodista Lino Solís de Ovando (chileno que reside en Ecuador) realizó para el suplemento de Domingo del diario La Nación. Solís de Ovando entrevistó para esa nota a Rodríguez.