En la comuna Chigüilpe se puede practicar canopy

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Este deporte extremo lo pueden realizar personas de todas las edades. Foto: Archivo EL COMERCIO

Los tsáchilas implementaron el canopy como una herramienta para contrarrestar el estrés y el aburrimiento. Hace dos meses se construyó una tirolesa, de 170 metros de longitud, que recorre el río Chigüilpe.

El trayecto de ida se hace por los aires, a través de la tirolesa. Mientras que el regreso se realiza por un sendero en el que se pueden observar más de 50 plantas nativas, que hacen parte de un proyecto de reforestación y rescate de los árboles ancestrales.

Diego Arcos, instructor de la empresa Armadillo Extreme, señaló que el canopy cumple con todas las normas de seguridad para evitar accidentes, como cables certificados y la utilización de cascos, arnés y otros.

Él realiza esa actividad desde que era militar y cuando se retiró dedicó su vida a capacitarse y a asesorar a las personas que incorporan este servicio en haciendas o proyectos turísticos.

Antes de que el turista realice el canopy, Arcos brinda una pequeña inducción sobre la seguridad. Este deporte extremo lo pueden realizar personas de todas las edades.

A unos metros de la tirolesa también se construyó un mirador. Para llegar a esa estructura se debe atravesar un puente colgante, de 14 metros de largo, sobre el río Chigüilpe. Es posible observar árboles, nutrias y aves que de poco a poco han regresado debido a un proceso de reforestación que se inició hace cuatro años.

El mirador es circular y fue construido alrededor de un árbol de sande, que es típico de los tsáchilas.

El guía nativo, Emilio Calazacón, señaló que esa estructura es un homenaje al árbol de sande, que fue uno de los pocos sobrevivientes de la deforestación que se registró en las comunas.

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