Estudiantes y padres de familia del colegio María de la Merced recitan chigualos ante un pesebre vivo, en Portoviejo. Foto: Patricio Ramos / El Comercio
La oralidad manabita guarda entre sus raíces culturales una de sus tradiciones más preciadas. Son los chigualos, los versos montubios de mayor resonancia en diciembre.
Esta tradición, cargada de fuertes elementos de teatralidad, danza, música y gastronomía, empezó hace un siglo con el nombre de ‘nacimiento’ y hace 60 años adquirió el membrete de chigualo, dice Alberto Miranda, del colectivo Fortaleza e Identidad Manabita.
El jueves pasado, las calles que rodean edificios como la Gobernación, Prefectura, Municipio, Contraloría, entre otras entidades de Portoviejo, fueron cerradas desde las 19:30.
Frente a esos edificios emblemáticos de la capital manabita la gente se concentró para recrear la fiesta del chigualo.
Al pie de la Gobernación, estudiantes, maestros y padres de familia del colegio María de la Merced acondicionaron un nacimiento vivo,con María, José, los reyes magos y un niño que representaba a Jesús. Frente al pesebre, todo era fiesta. Mientras unos estudiantes bailaban formando una circunferencia, otros cantaban. Una orquesta tocó acordes navideños y luego versos cantados.
Tienen seis sílabas, son picarescos pero sanos, aquí estamos para cantar al Niño Dios, dijo María Emilia Moreira. Ella cantó “Duérmete niñito, duérmete nomás, que aquí tus guardias te cuidarán”. Luego, la posta fue para una madre de familia: “El niñito tiene el dedito alzado como que me dijera que vaya a su lado”.
Y así, la gente se contagia y empieza a participar. Los chigualos se repiten en el resto de nacimientos frente a cada entidad pública.
La historiadora manabita Libertad Regalado aseguró que el chigualo, junto a los amorfinos y décimas forman parte de la comunicación artística de los manabitas. El chigualo es el canto, el juego, el baile que fue y es exaltado por los antiguos montubios de Manabí y aún sigue vigente.
Ella señaló que además se trata de una fiesta navideña de herencia hispánica. A ello se suma que además son versos, rondas, coplas que se cantan en honor al Niño Jesús. Una investigación desarrollada en torno a esta tradición por alumnos de la Universidad Politécnica de Manabí determinó que los chigualos, gualí, arrullos o cantos de angelito son versos usados para expresar sentimientos de amor en velorios de los niños, como es el caso de Esmeraldas y en pueblos de Colombia.
En Manabí, aseguró la historiadora, debido al nacimiento del Niño Jesús en diciembre se inicia la época de los chigualos y culmina en enero.
Para Miranda, la conservación del chigualo con todo su entorno, en Portoviejo y otros cantones de Manabí, sigue siendo parte de la identidad.
El chigualo se practica en Chone, Picoazá, Santa Ana y otros cantones. En cada región, los versos van de acuerdo con su entorno; empieza a las 19:00 y termina a las 23:00.
Los organizadores, que son los priostes, se agrupan entre cinco y 10 personas, para comprar dulces. “En Rocafuerte están las microempresas familiares donde se elaboran los dulces, los encargamos con un mes de anticipación. “Cuando estamos en pleno chigualo repartimos las golosinas, que gustan a chicos y grandes”, dijo Abel Macías, del Comité de Padres de Familia del colegio María de la Merced.
En la parroquia Picoazá, ubicada en el noroeste de Portoviejo, los chigualos se resumen a cantos de versos frente a los pesebres pequeños con el objetivo de que no resten espacio a quienes llegan a participar en cada ronda de versos.
En Chone, en cambio, se acostumbra a formar delegaciones de los dueños de los pesebres. Cada grupo visita a sus vecinos y empieza a cantar versos y los otros contestan también en forma de verso, esas caminatas de versos duran de tres a cuatro horas.