Luis Gallegos. Embajador del Ecuador en Washington
Olga Imbaquingo. Corresponsal en Nueva York
Hace poco se refirió a la campaña que viene enfrentando Ecuador por parte de la petrolera Chevron-Texaco en Washington. ¿En qué consiste esa presión?
Este es un asunto legal, pero Chevron-Texaco ha desplegado una intensa campaña en contra del Ecuador y de su pueblo, buscando que se suspendan inmediatamente las preferencias arancelarias (Atpdea). Hay cartas para el Departamento de Comercio y para el Congreso, además hay gestiones en asociaciones privadas y ha logrado que cinco organizaciones importantes, que reúnen a manufactureros, industriales y, especialmente, la Cámara de Comercio de EE.UU. se opongan a la Atpdea para Ecuador.
¿Qué dicen esas cartas?
Chevron-Texaco sostiene que Ecuador ha violado los términos de elegibilidad que determinan esas preferencias, por lo tanto no se debe permitir la entrada de sus productos a EE.UU.
¿Por qué está aquí?
Su experiencia. Luis Gallegos Chiriboga es el embajador del Ecuador ante Estados Unidos, tiene amplia trayectoria diplomática.
Su punto de vista. Chrevron-Texaco tiene un problema legal con un grupo de indígenas ecuatorianos y por eso busca que nos eliminen las preferencias arancelarias.
¿En qué otros hechos puede mirarse esa campaña?
Desde hace más de un año ha tratado de involucrarnos políticamente en el juicio de Lago Agrio y busca que el Congreso reaccione en nuestra contra. Hay una carta a los congresistas que contrarrestamos con otra enviada por la Procuraduría General del Estado, la cual tiene al jurista Eric Bloom como representante en Washington. Nos acusan de no tener un Régimen de Derecho y de irrespetar la Ley. Sin embargo, fue la compañía Chevron-Texaco la que pidió que el juicio vaya a Ecuador, arguyendo que el sistema ecuatoriano era transparente y correcto.
A pesar de las presiones, ¿por qué Chevron-Texaco no ha logrado suspender las preferencias?
Porque pese a las limitaciones hemos emprendido una ofensiva diplomática para hacer ver que somos un país respetuoso del derecho y que los argumentos de la petrolera Chevron-Texaco no son legítimos.
¿Se ha reunido con los representantes de Chevron-Texaco para pedirles explicaciones?
Con el equipo de presión de Chevron-Texaco nos cruzamos amigablemente en los corredores del poder en Washington, pero no hemos tenido reuniones. Como Embajada hablamos con las autoridades estadounidenses, la sociedad civil, la oposición y los ambientalistas para que entiendan que el Gobierno no participa en este caso.
¿Qué tan poderosa es esa campaña?
En noviembre pasado, cuando se extendieron las preferencias por un año más, Chevron-Texaco gastó 6 millones de dólares en contra de Ecuador, así dice la prensa estadounidense.
¿Chevron hace énfasis de que el juicio es un problema político en Ecuador?
Conforme se va acercando la sentencia aumenta la presión y no por las expresiones del presidente Correa, que en esto ha sido tinoso. La estrategia de Chevron-Texaco es convencer que la sentencia de Lago Agrio será ilegítima. Pero la administración federal es clara: la política exterior de EE.UU. no puede ser manejada por las transnacionales de energía. Ecuador ha actuado impecablemente en el caso de los videos, en los mecanismos de control, de recusación de jueces, eso estamos diciendo en Washington.
¿Tras los últimos hechos ha notado nuevos ataques en contra de Ecuador?
Anticipamos que esto iba a ocurrir conforme se acerca el fin de año. El cabildeo para las preferencias se está haciendo este mes. Nuestra estrategia será explicar no solo al sector político sino al público cuál es nuestra verdad y por qué está siendo desdibujada. Pero esta es una lucha desigual frente a una empresa con capacidades multimillonarias.
Se acerca el debate sobre las preferencias. ¿Cuál será el futuro de las mismas?
Deberían ser extendidas para un período más largo, pero fueron tomadas como rehenes del Congreso para promover los tratados de Libre Comercio. Las preferencias que se deben extender al 31 de diciembre son por la lucha contra el narcotráfico y Ecuador ha sido exitoso, así lo dice el Departamento de Estado.
¿Quiere decir que esa campaña no va a tener un efecto sobre Ecuador?
No sería realista decir que no va a tenerlo. Estamos frente a una lucha mediática fuerte y debemos seguir explicando que el juicio es un problema de una comunidad en contra de una empresa. A la Embajada le toca salir en defensa de su pueblo y hasta ahora lo hemos logrado. Ecuador ha marcado una pauta: que Washington comprenda que sí luchamos contra el narcotráfico.
Además de Chevron está la presión de Occidental, Perenco, Burlington…
Estas compañías tienen sus capacidades, mientras Ecuador insiste en que está centrado en derecho y que los Estados no deben involucrarse, este es un principio internacional. No es legítimo afectar al empleo y al bienestar del pueblo ecuatoriano por una disputa legal. Mientras no me prueben lo contrario, nos defenderemos. Además tenemos otros grupos de presión como el colombiano, el judío por la aproximación de las sanciones a Irán y de sectores que se sienten afectados por los impuestos a las importaciones.