Charlotte Mazoyer murió sin cumplir su sueño de navegar por el Amazonas

Redacción Judicial
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Charlotte Mazoyer vino a Ecuador con tres  sueños en la mente. El primero, ver un volcán en erupción;  el segundo, navegar por el río Amazonas; y el último, viajar en velero desde Sudamérica hasta su país de origen, Francia.

Francia sigue el caso
El vocero de la  Embajada de Francia en Quito, Nicolás Cimbaro, señaló que apoyarán las investigaciones de la Policía y que no interferirán  en ellas.
Sin embargo,  la Policía de Ecuador coordina su trabajo con los delegados de Francia. Ese país tiene aquí un grupo de investigadores especializados en indagar este tipo de casos.A sus 27 años, ya había cumplido uno de ellos: ver erupcionar al  Tungurahua en 2007. Y estaba planificando viajar por el Amazonas, en un mes aproximadamente. Pero una tragedia, que todavía no tiene  explicación,  segó su vida.

En Guápulo, donde vivía desde hace  dos años, se resisten a creer que la joven  francesa se ha ido. Laura Díaz, propietaria de una tienda del sector, era una especie de ‘abuelita’ para la científica. Desde que llegó al barrio se conocieron. Salían juntas a los bares de la localidad, a distraerse.

La  mujer se conmueve. Recuerda que  intentó quitarle el vicio del tabaco, pero no lo logró. “Me decía loquita cómo estás, ven a verme”.

Charlotte Mazoyer era ecóloga. Llegó a Ecuador en 2006, como pasante investigadora en el   Instituto de Investigaciones Científicas para el Desarrollo de Francia (IRD). Desde entonces realizó  estudios sobre la biodiversidad, los volcanes, los glaciares... Últimamente estaba a cargo  de medir el deshielo en el Antisana.
 
Quería comprar un acordeón y ya había conseguido un maestro, refiere Regina Ricco, su amiga. “En Francia aprendió a tocar la flauta traversa”, agrega la joven argentina, quien arribó a Ecuador hace 11 meses.

Enseguida  entabló amistad con Mazoyer. “Nos hicimos amigas inseparables. Viajábamos mucho juntas. Un día ella me dijo que nos vayamos en bicicleta a Nanegalito, nos fuimos y regresamos de inmediato. Era muy activa”, cuenta Ricco, estudiante de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), en Quito.

Ayer,  acudió al velatorio de su amiga.  Cerca de las 13:00, los empleados de la Sociedad Funeraria Nacional, cargaron el ataúd, que tenía   una cinta con los colores azul, blanco y rojo del país galo, y lo empacaron en una caja, para enviarlo a Francia.

El cónsul de ese país, André  Blanchard, estuvo todo el día junto al cuerpo. Él se encargó de tramitar los permisos para que el féretro fuera repatriado, en el vuelo 745 de la aerolínea  KLM.
 
En la caja se colocaron sellos de cera, con marcas del Consulado, para que nadie toque el cuerpo.
 
Sus amigos aún se preguntan qué ocurrió. La joven murió el domingo a la 01:30, en la Clínica Pichincha, en el norte de Quito, hasta donde llegó herida.

Según la autopsia que se le practicó,    la causa del deceso fue una hemorragia aguda interna,  provocada por un disparo a la altura del pecho, que comprometió al corazón y a los pulmones.

El ataque se produjo la noche del sábado. “No le robaron nada. No sobemos qué pasó. Pero según testigos, un hombre  disparó y huyó en un taxi”, dice Diana Hinojosa, amiga de Mazoyer.

La Policía y la Fiscalía avanzan en las investigaciones. El coronel Eduardo Mosquera, director de la Unidad de Homicidios de la Policía Judicial de Pichincha, sostiene que se han realizado varias diligencias, pero se niega a dar detalles. “Apenas tengamos alguna información la difundiremos”.

 Pero sus amigos reclaman justicia. “He vivido 37 años en Guápulo y nunca había pasado algo así”, sostiene Díaz, entre lágrimas.
También piden explicaciones a la Clínica Pichincha.  Según  testigos,  Charlotte Mazoyer  llegó a emergencias, pero pasaron más de  30 minutos   hasta que la atendieran. Paúl Venegas,  amigo, dice que cuando  llegó a la clínica, a las 22:30, todavía no  la habían operado, para extraerle la bala. Además, fotografías difundidas ayer muestran a la joven sola, en una camilla de la casa de salud.

Pero en la clínica se desmiente esa versión. Francisco López, presidente de la clínica, asegura que   la joven francesa fue internada de urgencia en Terapia Intensiva, y que recibió varios chequeos y transfusiones de sangre, hasta que se produjo su deceso, la madrugada del domingo.
  
Apenas fue herida, la joven pudo llegar hasta el edificio Encalada. El conserje del lugar, ‘Don José’  avisó a los vecinos   y uno de ellos, Ricardo Crespo, llamó a la ambulancia y a la Policía. “Se demoraron más de 40 minutos en llegar”, denuncia Venegas.

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