La primera captación del río Chalpi está lista. Desde allí, el agua será encaminada hacia una megatubería que llevará el líquido vital hasta la planta de Papallacta. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Esas aguas cristalinas y bravas del río Chalpi, que parecen rugir al chocar contra las piedras, son las que servirán para abastecer del líquido a la población de Quito hasta el 2040.
El proyecto más importante de los últimos 20 años para garantizar el servicio a los habitantes de la capital nace aquí, a 3 160 metros sobre el nivel del mar, donde se construyó la primera captación del afluente que brota de los humedales de la Reserva Cayambe-Coca.
El proyecto Chalpi Grande- Papallacta, cuya primera fase tiene un 50% de avance, requiere una inversión de USD 100 millones y beneficiará al menos a 2,6 millones de personas. José Burbano León, gerente técnico de Agua de Quito, explica que tiene tres etapas. La primera es la captación de las aguas del río Chalpi. La segunda es la ampliación de la planta de tratamiento de Paluguillo, que pretende triplicar su capacidad; y la tercera es la construcción de las líneas de transmisión de agua para las parroquias orientales de Quito. Se espera que las tres etapas estén listas a inicios del 2021.
Junto al río, en medio de montañas que destilan agua por doquier, el frío es tan intenso que los dedos parecen congelarse. Rodeados de neblina y bajo una ligera llovizna, cientos de trabajadores se encargan de soldar los 1 290 tubos que transportarán el líquido desde las cuatro captaciones hasta la planta de Papallacta. Se trata de tubos de acero de 1,1 m de diámetro, recubiertos de un material especial externo para que ni tierra ni sol los dañe, y de otra cobertura interna para mantener el agua en perfecto estado.
Los tubos, que tendrán una vida útil de al menos 100 años, llegaron de España a Esmeraldas. Y se hicieron 300 viajes para llevarlos hasta el Chalpi.
Cada tubo mide 12 m y son soldados para conformar el canal de 15 km, por donde será transportada el agua.
Lo primero que hicieron los obreros fue abrir una vía de 7 metros de ancho y 6 km de largo, para poder ingresar a los lugares de captación. Por el borde de esa vía irá la tubería enterrada a 2 y 3 metros de profundidad.
La primera captación es la más grande. En verano se aprovechará el 50% del caudal del río. En invierno, como la creciente aumenta, se tomará no más del 10%.
Quito consume 8 000 litros de agua por segundo. Este proyecto aumentará esa oferta en 2 200 litros más. El alcalde de Quito, Rodas Mauricio, indicó ayer que con esta obra se incrementará en más de un 25% el flujo de agua para el Distrito.
En medio de la captación hay una especie de canal de 50 cm de ancho que permitirá que los peces no se vean afectados por la intercepción en el río. Por allí podrán nadar corriente arriba, sin interrupción, para no afectar al ecosistema.
Burbano explica que al inicio del proyecto hubo un equipo de arqueólogos, biólogos y especialistas en flora y fauna que recorrieron y observaron todo lo que se podía afectar.
Los primeros estudios ambientales en la zona determinaron que allí hay gran cantidad de osos de anteojos, pumas, ratas silvestres, cervatillos, varias clases de aves, truchas y plantas nativas.
Se invirtió cerca del 5% del presupuesto para salvaguardar el ecosistema. Como parte de esas medidas, se sacaron las semillas de las zonas donde se abrió la vía y se las sembró en el campamento. Hoy se las está volviendo ubicar en los bordes de la carretera. Se calcula que se plantarán unos 100 000 ejemplares.
Para abrir la vía se extrajeron unos 700 000 m³ de material. Este fue colocado a buen recaudo en un punto fuera de la zona. Nada se depositó en ríos o quebradas.
El proyecto incluye la construcción de una hidroeléctrica que generará 7,6 megavatios.
Marco Antonio Cevallos, gerente general de Agua de Quito, señaló que la empresa produce en distintos puntos 23 megavatios de energía que sirve para su consumo y el excedente se vende al mercado local.
Rodas recordó que esta obra se suma a otras, como la construcción de 10 nuevos colectores para drenar aguas lluvia y evitar inundaciones, con más de USD 25 millones en inversión. Además, se construyeron los tres pasos elevados con tubería de agua en los ríos San Pedro, Santa Clara y Pita para preservar el sistema que llevaría agua a Quito en caso de una posible erupción extrema del volcán Cotopaxi.
Según el Burgomaestre, se consiguió la aprobación de un nuevo financiamiento por parte del BID. Se trata de USD 221 millones que quedarán disponibles para que la nueva Alcaldía pueda arrancar, de así decidirlo, la construcción de otro proyecto de agua potable para elevar los flujos de abastecimiento de agua para Calderón, San Antonio de Pichincha, Pomasqui y Calacalí.