En las dependencias del Seguro Social se brinda información sobre los trámites. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Cuando un trabajador se encuentra desempleado, las mayores incertidumbres que enfrenta son saber cuánto tiempo demorará en reubicarse y cómo subsistir mientras encuentra un nuevo puesto.
Quienes estuvieron afiliados al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y ahora están desempleados tienen dos opciones para contar con dinero líquido a través de la entidad: el Fondo de Cesantía y el Seguro de Desempleo.
El primero consiste en la entrega de una suma de dinero al afiliado que se encuentra cesante. Se financia con el 2% del aporte mensual del trabajador, indica el IESS. Los recursos se acumulan en la cuenta individual del afiliado y ganan rendimientos financieros. Cuando el usuario los retira, la entidad entrega un monto determinado una sola vez.
En cambio, el segundo se nutre con el 1% de aportación del empleador, el cual constituye un fondo solidario. Este Fondo Solidario cubrirá el 70% del salario básico unificado vigente a la fecha del evento (cuando el afiliado pierde su empleo), el cual se cancelará de manera fija y mensual, durante los cinco meses que dura el seguro.
Cada prestación tiene sus propias reglas y se tramita a través de la página web del Seguro Social.
Se diferencian en que la cesantía, que se acumula en un fondo, puede ser solicitada cuando una persona está cesante (jubilación, renuncia o despido); en cambio, al bono de desempleo acceden solo quienes fueron despedidos de sus trabajos, dice Paúl Vergara, asesor jurídico del Centro de Estudios de la Política Laboral.
Hasta agosto pasado, en total, el fondo de cesantía acumuló cerca de USD 8 000 millones; es decir, alrededor de USD 2 000 por cada afiliado activo, en promedio.
Solo entre enero a agosto del 2019, los recursos acumulados en este fondo sumaron un total de USD 238 millones.
En ese mismo período se acumularon USD 16 millones en el seguro de desempleo. Más de 2 millones de afiliados en relación de dependencia nutren esos rubros.
Gabriela Muñoz, una comunicadora social de 35 años de edad, lleva tres meses desempleada y ha perdido la cuenta de las hojas de vida que ha enviado. En este tiempo se las ha ingeniado con trabajos ocasionales relacionados a su carrera para obtener un ingreso.
Ahora estudia cuál de las dos opciones del IESS le conviene, aunque se inclina más por el seguro de desempleo.
Muñoz supo del servicio por la experiencia de su amigo Alberto Peralta, de 61 años, que lo empezó a cobrar en marzo de este año, tras perder su empleo en el sector público en noviembre del año pasado.
Peralta cuenta que el trámite fue sencillo y lo hizo por Internet. El dinero le ha sido de gran utilidad. Le sirvió para cubrir los gastos de su hogar y de su madre. Él conoció de la prestación por recomendación de un sobrino.
Si bien es una ayuda importante, Gabriela y Alberto lamentan no tener opciones laborales para evitar esta situación, ya que sus gastos no se detienen y el alivio financiero será temporal.
Los requisitos para acceder al seguro son tener mínimo 24 aportaciones no simultáneas, las 6 últimas deben ser consecutivas; haber cumplido 60 días de estar cesante; haber cesado en relación de dependencia; y, registrar la solicitud del seguro a partir del día 61 de estar cesante, hasta un plazo máximo de 45 días posteriores.
La prestación está vigente desde marzo del 2016. Entre enero y agosto del 2019 se han acogido 16 045, pero desde su creación son cerca de 90 000.
Uno de ellos fue Ramón, quien prefirió no dar su apellido. Él fue despedido en febrero del 2018 de un medio de comunicación público en el que laboró por cuatro años.
El entonces afiliado utilizó el seguro en la manutención de sus tres hijas, ahora realiza trabajos ‘freelance’ y recorridos en su vehículo.
Él pensaba que al terminar de recibir el pago mensual por el seguro de desempleo se agotarían sus fondos de cesantía, pero lo cierto es que aún puede solicitar esos recursos, ya que son prestaciones distintas.
Entre enero y agosto de este año, 127 208 personas pidieron la devolución de la cesantía.
Hace dos años, Alejandra Silva retiró sus fondos porque quedó desempleada, requería del dinero para cubrir las cuentas de su hogar y las necesidades de sus hijos.
La mujer dice que el trámite fue ágil, porque ya tenía su cuenta bancaria registrada en el Seguro Social.
Los requisitos para la devolución son tener acumulado en la cuenta individual de cesantía 24 aportaciones no simultáneas; el afiliado debe esperar 60 días a partir de la fecha de cese; mantener una cuenta bancaria activa, registrada y autorizada en el IESS.
Los afiliados cesantes y jubilados deben tener su clave personal, no contar con quirografarios vigentes ni tampoco obligaciones patronales pendientes.