Un niño sale a la puerta de su casa a la orilla del río Choluteca en Tegucigalpa (Honduras). Foto: EFE
Centroamérica, con suelos saturados de agua tras el fenómeno climático Eta, que dejó en la región al menos 130 muertos, 119 desaparecidos y destrucción, está en alerta ante una nueva depresión tropical en el Caribe que puede convertirse en huracán cuando se aproxime al norte del istmo a partir del próximo domingo 15 de noviembre del 2020.
Esta nueva amenaza climática formada este viernes se presenta cuando en Centroamérica aún se buscan desaparecidos por las lluvias causadas por Eta y algunos poblados siguen aislados por la destrucción de caminos rurales.
La depresión tropical número 31 se aproximará a las costas de Nicaragua y el noreste de Honduras el domingo por la tarde y el lunes, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés), en una trayectoria parecida a la de Eta.
El NHC pronostica que la depresión se fortalezca a una tormenta tropical, que se llamaría Iota, este mismo viernes, y siga creciendo en intensidad durante el fin de semana hasta llegar a ser un huracán mayor.
Alerta en la frágil Centroamérica
Centroamérica, con unos 50 millones de habitantes, es un territorio con costas en el Atlántico y el Pacífico, volcanes y montañas en cuyas laderas se levantan comunidades pobres, urbanas y rurales, lo que la hace una de las regiones más vulnerables del mundo a los desastres naturales.
Eta llegó al istmo el pasado 3 de noviembre como un poderoso huracán que tocó tierra en una zona poco poblada del norte de Nicaragua, donde dejó una gran destrucción, para luego degradarse a depresión tropical y entrar así en Honduras un día después.
El Gobierno de Nicaragua informó este viernes que vigila “de cerca” al nuevo fenómeno climático formado en el Caribe, que podría impactar en la misma zona que lo hizo Eta dejando miles de damnificados y donde aún no se han levantado las 1.890 casas destruidas ni otras 8 030 con daños parciales.
Honduras mantiene la alerta máxima decretada por Eta, que dejó al menos 62 muertos, ocho desaparecidos, más de dos millones de personas afectadas y destrucción de infraestructura y de cultivos, según los datos oficiales.
El presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, ha convocado de emergencia a una reunión al Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) para coordinar “acciones preventivas de inmediato”.
Aunque Eta llegó solo a Nicaragua y Honduras, su influencia afectó a todo el istmo y se repite en los países la imagen de infraestructura y sembradíos destruidos y comunidades rurales arrasadas por inundaciones y deslaves.
En Guatemala se contabilizan 46 muertos, al menos 96 desaparecidos, más de 100.000 personas evacuadas y desolación en poblados del norte del país.
El Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) informó este viernes que el nuevo fenómeno climático puede tener una trayectoria similar a Eta, lo que podría favorecer el incremento de lluvias en las mismas zonas del norte del país afectadas por esta.
En Panamá, las muertes se elevaron 19 con el hallazgo en las últimas horas de dos nuevos cuerpos; hay 12 desaparecidos y fueron destruidos caminos productivos y fincas en el norte del país, donde siguen en albergues más de 2.500 personas.
El Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc) de Panamá declaró una alerta de prevención hasta el 15 de noviembre para siete de las 10 provincias del país y la comarca de Guna Yala, las mismas zonas azotadas por lluvias asociadas a Eta.
En Costa Rica, que registra dos muertes y 300 personas albergadas por las lluvias de los días pasados, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) ha comenzado la preparación ante los efectos que posiblemente ocasionará el nuevo fenómeno que se encuentra en el Caribe.
En El Salvador se registró un fallecido y más de 2.200 personas fueron llevadas a albergues por las lluvias de Eta.