Redacción Quito
En el inicio de la segunda semana del nuevo período lectivo, los talleres y almacenes de uniformes escolares aún tienen clientes. Estudiantes y padres de familia llegan en busca de las prendas que les hace falta para completar su uniforme.
A las 10:00 de ayer, José Pilliza ingresó al local de Uniformes Helen, en la calle Chile y Benalcázar y preguntó por una chaqueta del uniforme de parada del colegio María Angélica Idrobo para su hija.
Otros lugares
En la calle Venezuela y Bolívar se confeccionan uniformes de parada. El lugar se denomina Confecciones Colonial y funciona en el lugar desde hace tres años.
El segundo piso del centro comercial La Manzana también es un sitio escogido por los clientes para adquirir camisas, mandiles, casimires…Ana Pilco, una de las administradoras del local, preguntó la edad y la talla de la joven y casi automáticamente alcanzó un saco rojo de uno de los estantes que están a su espalda.
Pilliza extendió la prenda sobre el mostrador y por un momento dudó si es del tamaño correcto. Pilco se adelantó y le comentó que si esa no es la talla de su hija puede cambiarla por otra. “Pero no aceptamos devoluciones”. Con esa oferta, Pilliza salió convencido de la tienda que lleva más de 20 años en el negocio.
Actualmente, la empresa que tiene dos locales ofrece uniformes para 12 colegios y 14 escuelas, la mayoría fiscales. “Los más vendidos son los del 24 de Mayo, Idrobo y Mejía”.
Fanny Elena Urbina es la propietaria de este negocio y lo atiende desde hace 15 años. Ella tenía un solo local ubicado en la calle Olmedo y García Moreno, que aún funciona. Allí estaba instalado su taller. Pero debido a la gran demanda amplió el negocio y hoy tiene tres locales. El tercero está ubicado en la calle Manabí y García Moreno. “No había quién venda este tipo de prendas así que nosotros revolucionamos en la venta de uniformes. Cada mes confeccionamos hasta 5000 prendas”.
Joselin Toapanta y su hija Estéfani fueron algunas de las clientas que acudieron ayer al local de Urbina. Buscaban el uniforme de la escuela Cuenca. “Solo en este lugar se pueden encontrar estas prendas”, dijo Toapanta.
Además de esos, los uniformes del colegio Dillon, Gran Colombia y Montúfar también se siguen vendiendo en el local de La Casa de los 1 000 Deportes, en la calle Rocafuerte. La gerenta del local, Lorena Cruz, calcula que fabrican entre 200 y 300 uniformes por cada una de las más de 60 escuelas y colegios.
El problema, dijo Cruz, es que los colegios cambian cada año el diseño de sus uniformes. “Tenemos que esperar que salga el nuevo diseño para producir”. Esto significa una molestia y un gasto extra para los padres de familia y una pérdida para los locales que ofertan uniformes.