República Dominicana fue el primer país que ayudó a su vecino. En Jimani instaló un puesto de operaciones logísticas para llevar comida y atención médica a Haití. Este centro se encuentra a un lado de la carretera.
Allí están estacionados camiones que antes daban almuerzos populares a los dominicanos. Ahora llevan un poco de alimento principalmente a los habitantes de Puerto Príncipe. En ese mismo sitio, el gobierno de Leonel Fernández instalará un centro para atender a mujeres y niños que cruzaron la frontera.
En República Dominicana no hay cifras exactas de cuántas personas cruzaron la frontera en busca de refugio, luego del terremoto. Este fenómeno, normal en este tipo de tragedias, ha encendido las alarmas y las Naciones Unidas realizan un monitoreo de los 140 km de frontera para verificar el movimiento de desplazados.
Adicionalmente, las autoridades de Migración han reforzado su control en la frontera. En la noche, pasadas las 19:00, las puertas se cierran y solo una autoridad de esa dependencia tiene las llaves del candado, que permite el acceso. Ella vigila que no ingresen haitianos que no tengan sus papeles en regla. Para entrar a República Dominicana, ellos necesitan de una visa.
Lo mismo sucede con los ciudadanos dominicanos en Haití, pero este momento hay vía libre en ese lado de la frontera. Además de ese control, las autoridades sanitarias de República Dominicana trabajan en un muro de control epidemiológico. Toda persona que quiera entrar a Haití tendrá que recibir un coctel de vacunas: para el sarampión, rubeola, tétanos y dos pastillas para frenar la malaria. En Jimani no se descarta que la vacunación se extienda a sus habitantes que viven a 90 minutos de Puerto Príncipe.