En el Centro Histórico de Quito hay arte en cada esquina

Un arpista en la misma calle deleita a los transeúntes mostrando el arte en el espacio público. Foto: Evelyn Jácome/ EL COMERCIO.

Un arpista en la misma calle deleita a los transeúntes mostrando el arte en el espacio público. Foto: Evelyn Jácome/ EL COMERCIO.

La calle García Moreno en el centro de Quito se llena de arte con melodías entonadas en saxofón y arpa. Foto: Evelyn Jácome/ EL COMERCIO

El sonido de su saxofón endulza el ambiente de la Plaza Grande. Sentado en la esquina de las calles García Moreno y Chile, José Gregorio Carmona da una muestra a la gente que se pasea por el Centro Histórico, de que se puede encontrar arte en el espacio público.

José, de 60 años, oriundo de Venezuela, es parte de la Asociación de Artistas Populares Independientes de Ecuador y del Mundo. “Yo soy de los que pienso que la música no sella pasaportes, no saca antecedentes penales, simplemente llega a las ciudades. El único requisito es que alguien oiga y se beneficie del placer que proporciona la música y el arte”.

“No necesitamos fronteras, no necesitamos aduanas. El arte es universal, es el único lenguaje que se lo entiende en todo el mundo, sin traducción”.


José
se ubica en esa esquina desde hace dos meses. Llega casi siempre a eso de las 10:00 y coloca un parlante donde suena una pista con música nacional y universal. Toma su saxofón y empieza a deleitar a los transeúntes. Frente a él coloca el estuche del saxofón con una caja donde las personas depositan monedas como un halago a su talento.

Son 47 personas que forman parte de la asociación y que muestran su talento en distintas esquinas de esta zona del Casco Colonial.

Basta caminar por las calles peatonalizadas del Centro para hallar gente que hace malabarismo, títeres, circo, música, mimo… Cada tres horas se rotan y cambian de ubicación.

47 personas que forman parte de la asociación que hace arte en el Centro Histórico de Quito. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Una cuadra más al norte, también sobre la García Moreno hay un arpista. Es Alberto Odreman, de 27 años, quien todos los días se ubica en esa zona desde hace un año y es miembro de Artistas sin fronteras del Ecuador, al que pertenecen 60 personas de países como Venezuela, Chile, Colombia, Perú y Ecuador.

Aprendió a tocar a los 12 años y decidió ubicarse en esa vía peatonalizada para aprovechar el paso de la gente y dar a conocer su talento.

El sonido del arpa llama la atención de los transeúntes. Los extranjeros, sobre todo, se detienen y lo fotografían. También lo filman. Algunos dejan monedas en una caja que coloca frente a su instrumento. Sale a las 10:00 y permanece allí casi hasta las 13:00. A veces lo hace en la tarde, dependiendo del clima y de la fecha.

Las personas depositan monedas como un halago a su talento. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Cuando le va bien, en un día reúne hasta USD 15. Agradece el apoyo de la gente y de las autoridades, ya que los miembros de su asociación cuentan con los permisos correspondientes para poder mostrar su arte en el espacio público.

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