La zona regenerada de las calles Olmedo y Bolívar se encuentra dentro de las 11 manzanas reconstruidas, luego del terremoto de abril del 2016. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO
Las calles de 11 manzanas de la zona cero de Portoviejo se ven nuevas y limpias. Los vecinos circulan a pie o en bicicleta por las veredas construidas con adoquines, de colores anaranjado y amarillo.
Cada calle tiene un colorido asiento de concreto, donde los estudiantes o adultos mayores se reúnen a conversar.
Jonas Cedeño, de 55 años, señala que el centro recuperó el ambiente de hace más de 40 años. “Así era antes, el centro era un lugar de encuentro. Pero se perdió con tanto carro que hasta antes del terremoto se parqueaba en las veredas”.
Así ve Portoviejo luego de 34 meses del terremoto del 2016.
Las 11 manzanas hacen parte del proyecto de regeneración urbana, para reconstruir la zona cero con espacios inclusivos para peatones y ciclistas.
Ese trabajo se realiza por fases desde el 2017. La primera abarcó a las 11 manzanas del centro histórico, llamado así porque ahí se fundó la ciudad en 1 535 y aún se conservan cuatro casas coloniales.
La segunda son nueve manzanas, donde se iniciaron los trabajos. En una última fase se modernizarán las 48 restantes, que fueron menos afectadas.
Las zonas reconstruidas se conectan con el parque Las Vegas (11 hectáreas), una de las primeras obras que se hizo en la capital manabita con fondos de la Ley de Solidaridad. Se invirtieron USD 11,5 millones.
El alcalde de Portoviejo, Agustín Casanova, señaló que se iniciaron estas dos obras para reactivar la economía, a través del turismo y comercio. “El año pasado se hicieron más de 70 eventos en el parque, que beneficiaron al sector”.
En esa zona se han reinstalado 50 locales comerciales entre restaurantes, copiadoras, almacenes de calzado, tiendas, parqueaderos y otros.
Mariela Bonilla fue una de las primeras en regresar a la calle Morales. Poco a poco los clientes han regresado a su restaurante de comida colombiana. Al día vende 20 almuerzos. “Antes del terremoto vendía 50, pero confiamos en que el centro se active otra vez”.
Ella afirma que uno de los inconvenientes de la regeneración es que los vehículos ya no pueden parquear en las veredas y eso disminuyó las ventas.
Pero Casanova asegura que cada calle tiene zonas de parqueo para los clientes.
Arturo Andrade, morador de la calle Colón, afirma que la regeneración es positiva porque se reorganizó al comercio informal. “El centro luce moderno y ya no se puede hacer lo que uno quiere como rebasar y eso hace que tengamos otra mentalidad de ciudad grande”.
Según el Municipio, el comercio autónomo y el minorista (700 vendedores) fue trasladado a la calle Alhajuela, al frente de la Catedral.
Ellos permanecerán en ese lugar hasta que se construya un centro comercial de dos pisos y que abarcará tres manzanas de la zona céntrica.
Los estudios ya concluyeron y costaron USD 362 000. Casanova afirma que el proyecto, que tendrá un costo aproximado de USD 14 millones, ya fue presentado al Comité para la Reconstrucción y Reactivación Productiva.
Esta entidad informó que esa obra está en trámite, al igual que la construcción de un mercado y la plaza mayor.
El taxista Jorge Loor comenta que pese a que las 11 manzanas ya están listas y han cambiado la imagen de la ciudad, hay obras en las que no se ve el progreso. Él se refiere a la segunda fase de la regeneración.
La obra de soterramiento del cableado eléctrico y telefónico en nueve manzanas debía ser entregado en diciembre del 2018. Hasta la semana anterior, el avance era del 35%, según el fiscalizador externo del Plan Priza, Aníbal Guerra. Por ese incumplimiento, el contratista fue multado con USD 270 000.
El soterramiento debía tener al menos un 85% de avance luego de la primera ampliación del cronograma que el Consorcio Zona Cero Portoviejo entregó al Plan Priza, el año anterior.
Según Guerra, los atrasos se deben a que se debieron hacer rediseños. Además, el proyecto del soterramiento de cables también incluye obras de agua potable y alcantarillado.
Carmen Zambrano, propietaria de un local en la calle Pedro Gual, señala que no ha podido arrendar el inmueble, pero ya pagó el impuesto predial y los servicios básicos.