El centro de Cuenca se convirtió en mercado

Redacción Cuenca
 
 
En la calle Sangurima, junto a la plaza Rotary, decenas de comerciantes ambulantes se ubican en cada lado de la vía, que atraviesa el Centro Histórico de Cuenca.
 
Su presencia es mayor desde este año. La Guardia Ciudadana, cuyos efectivos visten chaqueta y pantalón azul, no pueden desalojar de la zona a los informales. 

Los comerciantes,  cuando observan  a los gendarmes municipales, que llevan en sus manos un tolete negro, agarran las canastas con los productos y se esconden entre la multitud. 

Es una  rutina diaria, que se agrava los jueves.   Ese  día los vendedores   llegan de parroquias  como Ricaurte, San Joaquín y  de cantones como Paute. Convierten a las calles céntricas en improvisados mercados.

Carlos Vázquez es el  presidente de la Asociación Aventureros, que agrupa a 250 comerciantes autónomos. En una esquina, en la calle Sangurima, tiene un puesto en donde vende huevos chilenos. Cada funda de su producto cuesta USD 0,25. Con el dinero que acumula durante  el día, este  vendedor subsiste y paga los gastos de su familia. “Hay días en los cuales no se vende nada”.

Por ahora, cuenta que continúa en conversaciones con las autoridades municipales para que cada comerciante ambulante de las cinco asociaciones que hay en la capital azuaya tenga un carné que le identifique como tal.

Las asociaciones Aventurero, 22 de Marzo, MTM, Leonidas Proaño y 9 de Enero agrupan a   665 vendedores ambulantes, quienes trabajan en el centro de la capital azuaya.
 
Pero ellos, no son los únicos que cumplen  esta actividad en Cuenca. La ciudad acoge a otros vendedores que se desplazan por todo el Centro Histórico, como Abel Siguenza.  Él oferta estuches para celulares. “No tengo un sitio fijo, prefiero caminar por las calles, para conseguir más clientes”.

Otros usan carretillas para venden  frutas. A las 18:00, en la calle Gran Colombia, a una cuadra del parque Calderón, los comerciantes  se ubican en  la acera.

Comidas, películas piratas, juguetes... se acomodan en el suelo y la venta se realiza sin control. Peatones como Jessica Quezada tienen que sortear a diario los obstáculos que se colocan  a lo largo de toda la acera.

Tres horas después, los vendedores de frutas en carretillas ya comercializaron la mayoría de sus  productos. Ellos suben sus carretillas a un pequeño camión alquilado  y se van. Solo quedan los vendedores de películas piratas.

A más de la presencia de la Guardia Ciudadana, el Municipio, por ahora, no tiene otra estrategia para ordenar el centro. 

Según el alcalde de Cuenca, Paúl Granda, lo primero que se debe hacer es cuantificar el número real de vendedores. Para ello, se inició un proceso de carnetización, que durará 15 días. “También se  evalúa y diagnostica su  situación”.

En este  proceso,  los dirigentes de las asociaciones recopilan los datos de sus miembros. El propósito es tener un número real de comerciantes ambulantes.

Granda asegura que luego de hacer este catastro,  se buscará un sitio  para que ellos puedan desarrollar su actividad. “En principio será un lugar provisional, hasta encontrar un definitivo. En ningún caso será la calle”.

Hoy, Vázquez se reúne con los miembros de su asociación. Debe juntar copias de cédula y papeletas de votación. “Con eso esperemos estar listos”. Él aspira a  tener el documento del Municipio para el próximo  14 de este mes.

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