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La ceniza volcánica dejó su huella en el campo y alteró la vida de los vecinos

El 16 de octubre de 1999 se decretó la  evacuación en la zona de alto riesgo, por la reactivación del volcán Tungurahua. Desde entonces, las poblaciones Chontanpamba, Motilones Grande, Motilones Chico y Santa Cruz, de la parroquia Bilbao (Penipe) lucen desoladas.

La ceniza lo destruyó todo: desde los cultivos hasta las humildes casas donde vivían los campesinos. La ‘Mama Tungurahua’ despertó y empezaría un éxodo de gente pobre, que buscaba un sitio más seguro para vivir.

El drama sensibilizó a la comunidad nacional e internacional, que no dudó en enviar ayuda para los afectados.
 
En la última década, la ceniza del volcán ha destruido 10 000 hectáreas de cultivos y pastizales. Las poblaciones más afectadas fueron Baños de Agua Santa, Quero, Pelileo, Tisaleo, Mocha y Cevallos, en Tungurahua. Mientras que en Riobamba, el material volcánico dejó su huella en Penipe y Guano. En las dos provincias, 3 950 casas fueron destruidas.

En la mañana del 6 de octubre de 1999, los habitantes de Quito fueron sorprendidos cuando el volcán Guagua Pichincha expulsó  una gigantesca columna de vapor, gases y ceniza, en forma de un hongo  que alcanzó 1700 metros de altura. Fue un espectáculo que no causó daños, pero prendió las alertas en la capital, por la amenaza de los volcanes. 

Eso se ratificó el 4 de noviembre de 2002, cuando la ceniza del volcán Reventador cayó en los valles de Quito.

El testimonio de aquellos días

Padre Jaime Álvarez

DIRECTOR DEL CENTRO DE DESARROLLO HUMANO   (CEBYCAM)

‘La prensa ayudó a parar los abusos  en la erupción’

Redacción Sierra Centro 
ambato@elcomercio.com

En 1999, cuando comenzó el proceso eruptivo del volcán Tungurahua,  en Penipe se impulsaban  proyectos productivos. Fueron ejecutados  por el Centro de Desarrollo Humano en Cultura y Economía Solidaria (Cebycam-Ces), con ayuda internacional. 
 
El 17 de octubre de ese año presencié la evacuación de  más de 4 000 personas de Bilbao, El Manzano, Puela, Palictahua... Los cantones Baños y Penipe fueron los más afectados.
 
La gente fue  obligada a salir de sus tierras por la inevitable erupción de la Mama  Tungurahua. Por la desesperación,  vendieron  animales a precios bajos. Luego no recuperaron la inversión, por la dolarización.
 
Esa realidad fue publicada por los periodistas de los medios de comunicación nacionales e internacionales.

Ellos denunciaron lo que realmente ocurría  en esos instantes. La prensa estuvo en las zonas afectadas, no con  la finalidad de alarmar o desesperar a la población, sino por amor a la vida y a la gente.

Durante y después de la evacuación se cometieron abusos, atropellos y una serie de hechos que causaron más sufrimiento en las personas en desgracia.

Uno de estos casos fue el robo a  tiendas y almacenes en Baños. Esto se difundió en la radio, televisión y en los periódicos.
 
Las denuncias mostraron cómo se estaba manejando la emergencia. Si la prensa no hubiera investigado  el tema, los ilícitos no paraban.
 
Con las denuncias, los ministerios y otras entidades adoptaron correctivos.
 
Durante el proceso eruptivo,  los periodistas contaron las historias de la gente.  Además, fueron  educadores porque en sus ediciones publicaron mapas de riesgo, consejos de protección para la salud, de seguridad, entre otros. Todo se hizo con profesionalismo y buena voluntad. Eso  es lo que siempre agradecemos en Penipe.

También por  la prensa se conoció el trabajo que realizan  los técnicos del Instituto Geofísico. Ellos monitorean a diario la actividad del volcán. Su labor profesional se vio afectada por la falta de recursos económicos.
 
El manejo político de la emergencia, por parte de los gobiernos de turno,  fue la causa. Cuando comenzó la emergencia se recortó  el presupuesto para el monitoreo. Estos hechos también estuvieron en las páginas de los periódicos. Al final,  el dinero llegó de Canadá y de  Francia, principalmente.

En octubre pasado se cumplió una década del proceso eruptivo del  Tungurahua.

En este cantón,  la gente confía  y seguirá confiando en la información que los medios de comunicación publican. Por ello, llegó ayuda solidaria de todo el Ecuador y de países amigos.
 
En esta campaña de solidaridad también participaron el canal Teleamazonas, el diario EL COMERCIO y otros empresas que  entregaron su aporte.
 
El Cebycam-Ces no entregó la ayuda. Las mascarillas, los medicamentos, los víveres,  la ropa y otras donaciones fueron distribuidos directamente en  las comunidades afectadas. 
La prensa cumple un papel fundamental en la sociedad y debe continuar  su labor.
 
De hecho, tengo una colección de todos los reportajes que muestran los  detalles de  las afectaciones por la caída de ceniza, de los albergues...
Me gustaría que los periodistas visiten nuevamente las comunidades y cuenten las  historias de cómo viven los campesinos hoy  en Penipe.