El volcán Cotopaxi visto desde las instalaciones de la UTE, ubicadas sobre la avenida Occidental, a la altura de la Mariana de Jesús. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Varias dependencias locales y nacionales organizan reuniones para diseñar acciones ante una probable erupción del volcán Cotopaxi. El objetivo es establecer procedimientos en Quito, tanto para la zona urbana como para la rural.
El volcán registra un leve incremento de actividad desde abril. Ante esta realidad, los habitantes urbanos deben estar preparados. De hecho, técnicos del Instituto Geofísico de la Politécnica Nacional, con su director Mario Ruiz a la cabeza, señalan la importancia de la prevención; es decir, que habitantes y autoridades sepan qué se debe hacer.
Con este fin, están en funcionamiento mesas técnicas de trabajo (conformadas por el COE-Metropolitano). En estas instancias se realizan análisis para prevenir posibles secuelas. Ahí colaboran expertos que han monitoreado erupciones de otros volcanes. El objetivo es tener una visión más amplia.
Según Jorge Ordóñez, coordinador de la Dirección de Gestión de Riesgos del Municipio de Quito, los integrantes de las mesas de trabajo elaboran planes de contingencia para afrontar estos efectos. Además, entidades como la Secretaría de Ambiente, la Empresa Pública Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos y Emaseo están preparándose.
Cualquier acción que se tome a nivel institucional -dice- debe contar con la colaboración de la ciudadanía. “Lo principal es que las personas conozcan cómo actuar, qué hacer”.
La caída de ceniza es una de las principales secuelas que pudiera ocasionar en Quito una eventual erupción del Cotopaxi. Esta dependerá, principalmente, de la dirección de los vientos. La capa de este material volcánico alcanzaría cerca de un milímetro de espesor y se registraría con mayor intensidad en el sur de la urbe.
En las simulaciones hechas por los expertos, por ejemplo, se plantea que si los vientos van de oriente a occidente, la nube de ceniza pudiera alcanzar entre uno y 20 kilómetros y, en su mayor volumen, iría hacia las provincias de la Costa. Pero si la dirección va de sur a norte, la ceniza llegaría hasta la zona urbana de Quito.
Alexandra Alvarado, jefa del área de Sismología del Geofísico, explica que en erupciones históricas del Cotopaxi -no en todas- sí hubo caída de ceniza en Quito. “Se conoce que no fue intensa pero causó problemas, sobre todo en la parte sur, porque está más cerca al volcán”.
Para la experta, la caída de ceniza generaría inconvenientes, pero ya hay experiencias recientes de situaciones similares. “Hemos pasado experiencias como las del Guagua Pichincha y el Reventador… Con estas se puede saber cómo trabajar de mejor manera”.
La ceniza podría generar varios inconvenientes en las zonas cercanas y de incidencia: problemas respiratorios en las personas, taponamientos en el sistema de alcantarillado (si no se los limpia adecuadamente), daños en casas, plantaciones, animales e infraestructura”.
Si cayera ceniza, una de las principales recomendaciones es que las personas no salgan de sus viviendas. Si lo hacen, deben usar mascarillas, gafas, pañuelos… para evitar el contacto con las vías respiratorias, en especial, si tienen enfermedades como asma. Otra sugerencia es recoger la ceniza y colocarla en fundas de plástico. Nunca limpiarla con agua porque se hace sólida. Es decir, se convierte en piedra provocando que las cañerías o el alcantarillado se tapen y luego haya inundaciones.
En la urbe hay pobladores que han optado por tomar precauciones ante una emergencia. Mario Maldonado, quien vive en el sector de Gatazo, en el sur, relató que hace unas semanas su esposa arregló una maleta con víveres, botellas de agua, radio, linterna y más. Lo hizo como una medida de prevención ante una posible erupción del Cotopaxi.
“Necesitamos estar preparados para cualquier eventualidad”. Pese a esto, indicó, que es necesario que las autoridades den charlas para informar la situación actual del volcán.
Lo mismo dijo Lourdes Mayorga, moradora del sector de La Santiago. Para ella, los quiteños deben capacitarse para reaccionar frente a eventos de este tipo. “Es nuestra responsabilidad como personas”.