Alrededor de 8 100 muestras de células madre extraídas de la sangre del cordón umbilical de bebés nacidos en Ecuador se conservan congeladas a menos de 196 grados centígrados en laboratorios d el país y del exterior.
El propósito de la preservación de estas células es poder emplearlas para curar enfermedades que puedan presentarse en el futuro, como leucemias agudas, anemias, linfomas enfermedades congénitas o heredadas del sistema inmunológico.
En Ecuador tres empresas están dedicadas a la extracción y conservación de estas células: Biocells, Cryomed y Cordón de Vida. Cada vez son más los padres de familia ecuatorianos que deciden conservan las células de sus hijos. En el 2005, el año en que empezó a funcionar la empresa Biocells, esta compañía recolectó 225 muestras. Hoy esta cifra casi se quintuplicó.
En este año, Biocells ha recolectado 976 muestras. Cryomed, fundada en el 2003, tenía un promedio de 240 clientes y este año un promedio de 720.
Cordón de Vida es la empresa que menos tiempo tiene en el mercado. Desde que empezaron a ofrecer el servicio, en el 2009, han conseguido recolectar cerca de 300 muestras.
Ricardo Noboa Carrión, gerente de la empresa, indica que este año esperan crecer un 70% más que el 2009.
Isabel Ortiz, oriunda de Machala y su esposo decidieron conservar las células madre de su tercer hijo. El próximo mes, ella dará a luz y ya le entregaron el kit para la recolección de la sangre del cordón umbilical que deberá llevar al hospital el día del parto. Este insumo le permitirá al médico recolectar la sangre de su bebé.
“No sé cuándo mi hijo podrá necesitar sus células. Lo que me gustó es que pueden ser utilizadas en mis otros dos hijos con posibilidades de éxito”.
El único momento para recolectar las células madre de la sangre del cordón umbilical es después del nacimiento del bebé.
Esta sangre, con regularidad, se desecha y elimina como un material sobrante, luego del parto.
Carlos Castillo, asesor médico de Cryomed, explica que mientras más sangre se recolecta, mayor número de células madre tendrá la muestra.
Por lo general, las fundas donde se recolecta la sangre tienen una capacidad para 250 centímetros cúbicos de sangre (medio litro). En promedio, los ginecólogos consiguen recolectar entre 120 y 130 centímetros cúbicos, un volumen considerable para obtener cerca de 500 000 millones de células madre.
Uno de los mayores limitantes es el volumen de sangre.
Castillo puntualiza que en el cordón umbilical no hay un volumen elevado y, por lo tanto, el número de células madre no es tan alto. “La sangre del cordón umbilical sirve para tratar a una persona de unos 30 a 40 kilos”.
Si la persona supera este peso podría optar por tratarse con las células madre del niño al que se le extrajo y tomar de forma adicional otra muestra.
“Esta materia celular todavía es dirigida, sobre todo, a tratar enfermedades de los niños”.
Castillo apunta, sin embargo, que hay estudios donde se demuestra que se han implantando células madre de cordón umbilical en pacientes de 45 kilos de peso que no pudieron conseguir un donante de médula ósea.
“En ellos se logró curar la leucemia en un 80%”.
Ángel Guevara, médico genetista, y director de Biocells, apunta que hay enfermedades que también han sido tratadas con estas células madre, pero que aún están en fase experimental. Entre ellas, la diabetes y el Parkinson.
Víctor Hugo Espín, médico genetista, director del laboratorio de Genética del Hospital Carlos Andrade Marín, es escéptico acerca de los tratamientos médicos con células madre provenientes del cordón umbilical.
En teoría pueden curar más de 70 enfermedades. “En el campo de la genética, se podrían lograr muchos avances, pero hasta ahora no existe un protocolo para su aplicación”.
Esto significa que los médicos aún no están en condiciones de determinar, por ejemplo, las dosis de células madre para una determinada enfermedad.
“A nivel del cordón umbilical se han conseguido resultados interesantes con leucemias, pero todavía no se puede tratar la diabetes, el Alzheimer, el Parkinson. Quizás se logre en el futuro o quizás no”. Yael Yahalomy, quiteña, confía en que las células madre que le extrajeron del cordón umbilical de su único hijo Ilam, en el 2008, sean útiles si llega a padecer alguna dolencia.
“Es súper importante tener esta opción”, dice Yahalomy. “Sabemos que nos vamos a enfermar en algún momento y las células madre serán útiles”. Las células de su hijo están congeladas en un laboratorio en Florida, Estados Unidos. Para acceder a este servicio pagó USD 1 300 hace dos años y para conservarlas paga USD 162 anuales. Biocell es la única empresa cuyo laboratorio está localizado en Ecuador. Cryomed tiene el suyo en Florida y Cordón de Vida en dos laboratorios, uno situado en Panamá y otro en Los Ángeles. Ángel Guevara comenta que al contar con un laboratorio en el Ecuador se garantiza el procesamiento en el tiempo establecido. Esto significa que se incrementa la eficacia en un futuro tratamiento médico. “Al no trasladar la muestra fuera del país no se expone a demoras”.
El proceso de criocongelación de las células madre debería realizarse dentro de las primeras 24 horas posteriores al parto.
El motivo es que al no estar en su ambiente natural, las células empiezan el proceso de apoptosis que es la muerte celular.
Mientras más tiempo transcurra desde el momento en que se colecta la sangre hasta el momento en que se procesa hay un porcentaje de muerte celular.
El médico Carlos Castillo dice que en promedio se pierde de 8% a un 10% de células hasta las 72 horas. Eso quiere decir que todavía hay una viabilidad de un 90% que es aceptada por la FDA, un organismo regulador de EE.UU, responsable de garantizar la seguridad de un gran cantidad de productos y servicios.
“Es mucho más importante la calidad del proceso de separación y de criopreservación”.
Cada empresa dedicada a la conservación de las células madre cuida la calidad de las muestras. Una vez extraída la sangre del cordón umbilical el momento del parto se traslada inmediatamente al laboratorio, donde los especialistas separan los componentes sanguíneos.
Las células madre son ingresadas en un precongelador con el propósito de disminuir la temperatura hasta -90 grados centígrados, donde se activan las sustancias crioprotectoras que forman una película e impiden que estas células se destruyan.