En Ecuador, indicican expertos, se vive todavía una primera ola de covid-19 que se ha prolongado. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Tras dos feriados nacionales, en octubre y noviembre, y la cercanía de las fiestas de diciembre, los ecuatorianos se preguntan qué le espera al país en relación a la pandemia. Este jueves 5 de noviembre del 2020, EL COMERCIO conversó con tres especialistas que coinciden en que durante los próximos meses se mantendrá un crecimiento sostenido de casos, con variaciones en diferentes provincias.
En Ecuador no se verá un brote importante de casos como el que se está viviendo en este momento en Europa, señala Rodrigo Henríquez, docente e investigador de epidemiología y salud pública de la Universidad de las Américas (UDLA). Es muy probable, dice, que el crecimiento de casos se mantenga como ha estado en las últimas semanas. “Es decir pocos casos y un crecimiento muy lento y a largo plazo”.
En el país, indicó Henríquez, se vive todavía una primera ola que se ha prolongado. “Vimos un embate muy importante en Guayaquil en marzo, abril y mayo. Pero en el resto del país lo que estamos viendo es una primera ola muy extendida, muy larga. De hecho no hemos superado siquiera esa primera ola de contagios. Ese es el escenario que se va a mantener por los próximos meses”.
Se proyectaría, apunta el investigador, que el número de contagios se vaya reduciendo progresivamente más o menos hasta febrero del 2021. El principal elemento que explica esto es el uso de mascarillas, agregó. “En este momento se asume que más o menos el 85% de la población está realizando un uso consistente de las mascarillas. Si eso se logra incrementar se podría reducir aún más el nivel de contagio porque la meta es que idealmente el 95% de la población utilice mascarilla”.
La Escuela Politécnica Nacional (EPN), a través de su modelamiento matemático (Modemat), monitorea semanalmente el crecimiento o la disminución en el riesgo de contagios de las diferentes provincias.
Este establece el número efectivo de reproducción (índice RO). Cuando es superior a uno, y mientras más arriba de uno esté, mayor es el riesgo de contagios y de transmisión. Henríquez explica que, según este análisis, en las últimas semanas de octubre y primeras de noviembre, 14 de las provincias del país tienen números reproductivos mayores a uno y las que más preocuparían serían provincias como Bolívar, Cotopaxi, Manabí y Esmeraldas.
Además señaló que en las próximas semanas el número de contagios va a ir incrementando en provincias como Guayas, en un 10 a 20% y disminuyendo en Pichincha. El último reporte del índice RO en Pichincha es de 0,86, en cambio en Guayas estuvo en 1,3 a mediados de octubre, a finales de octubre estaba en 1,08 y en provincias como Bolívar estaba en 1,29, detalló el especialista.
“Esta es la tendencia que vamos a ver de aquí en todos los próximos meses. Es decir que habrá incrementos entre un 5 a un 20% en el riesgo de contagios o disminuciones de más o menos el mismo rango”.
Después de una corta pausa en la que se vio que los casos empezaron a disminuir se ve que nuevamente están aumentando, especialmente en Guayaquil y Quito, sostiene Paúl Cárdenas, investigador del Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco (USFQ). “Puede ser resultado del reciente feriado de octubre. Justo ahora, tres semanas después, estamos viendo aumento de casos en Guayaquil”
En Quito, comenta Cárdenas, se ha registrado gran cantidad de desobediencia ciudadana. “Pichincha recibe migración interna y transporte, por eso tenemos el riesgo de que aumente el número de contagios. No con un pico tan pronunciado”.
El especialista recomienda que en el país se aumente el número de pruebas, sobre todo a personas asintomáticas, “tomando en cuenta que entre cuatro a ocho son asintomáticas o con síntomas leves y aquí solo hacemos a quienes tienen síntomas evidentes de covid-19, que llegan con fiebre a los hospitales”.
Un buen parámetro para calcular si el número de test que se hacen es adecuado, explica Cárdenas, es el porcentaje de positividad. “Se dice que la epidemia está relativamente controlada si es que menos del 5% de las personas que se hacen test son positivas. Aquí hasta hace pocos meses tuvimos 50% de positividad y ahorita estamos entre el 20 y 30%. Quiere decir que tenemos que hacer por lo menos cuatro o cinco veces más test”.
Mientras no haya vacuna se produce una evolución natural de la pandemia, dijo el epidemiólogo y docente Byron Nuñez. Esto, señaló, implica la presencia de brotes o picos explosivos o de olas u oleadas pequeñas, con el fin de buscar la inmunidad de rebaño.
“Se ha calculado que para este virus la inmunidad de rebaño implica la infección de aproximadamente un 60 a 70% de la población para que, con inmunidad natural, la gente se proteja y no transmita a ese tercio o 30% restante”.
En los próximos meses, hasta un año más, seguirán dándose pequeñas oleadas, dice Núñez. “Todo depende de las normas que tome la gente para evitar la transmisión explosiva del virus, como se dio en Guayaquil”.
Lo que se hace en el país es “simplemente mitigar la ‘sobre necesidad’ de atención médica”, señala el médico. “La contención o supresión en cambio es la toma de muestras a la población para diagnosticar a los enfermos asintomáticos, rastrear sus contactos y aislarlos. Solo con ese método se impide la transmisión de manera objetiva”.
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