Este 15 de mayo, Wilson Velasteguí tenía previsto contraer nupcias. Lleva cinco años y nueve meses de noviazgo, pero su prometida, Gabriela Pazmiño, tuvo que “echar abajo los preparativos”, luego de que Velasteguí, oriundo de Cotacachi y de 28 años, fuera procesado por el accidente de tránsito que segó la vida de Natalia Emme.
Velasteguí dijo a la Fiscalía que el 14 de enero conducía el Suzuki Grand Vitara SZ blanco, de propiedad de la Fiscalía, que arrolló a la joven de 26 años. Seis testigos aseguraron que Aliz Borja, esposa del fiscal general, Washington Pesántez, era la que estaba tras el volante, pero cuatro testigos dijeron que Velasteguí era el chofer.
Gabriela Pazmiño visitó ayer a su novio en el centro de detención de choferes de la calle Cordero, en el norte de Quito. Lo hizo en compañía de la madre del policía, Rocío Echeverría. Cerca del mediodía ella llegó a Quito desde su natal Cotacachi, en Imbabura. “Por la distancia solo puedo ver a mi hijo una vez a la semana”, dice. “Me da pena verlo encerrado. Él tiene miedo de que su carrera se acabe si es sentenciado”.
La madre seca las lágrimas de sus mejillas con la palma de su mano. Recuerda que Velasteguí quiso ser parte de la Policía desde niño. “En los programas de la escuela le gustaba disfrazarse de militar o de policía. Ahora es sargento segundo”, dice orgullosa.
Si Velasteguí es declarado culpable por la muerte de Emme, podría ser condenado a cinco años de cárcel. Anteayer, la fiscal Mariana López culminó la instrucción del caso. El juez de tránsito de Pichincha, Andrés Zambrano, tiene 15 días para establecer día y hora para la audiencia preparatoria de juicio.
Existen al menos dos agravantes. El 14 de enero, quien conducía el Suzuki invadió el carril exclusivo de buses e iba “a una velocidad no inferior a 90 km/h”, dijo la Unidad de Investigaciones de Accidentes de Tránsito de la Policía (lo permitido es 50 km/h).
“No nos dijo por qué invadió ese carril”, dice la novia de Velasteguí. “Solo que la chica se cruzó y no la vio”. La madre del policía agrega: “La chica también tuvo culpa del accidente, porque no cruzó con precaución y tenía”, según el examen toxicológico del Instituto Izquieta Pérez, 0,89 g/litro de “alcohol” etílico en su sangre.
“Si el caso no se hubiera politizado, mi hijo hubiera enfrentado el juicio fuera de prisión. Lo que veo, sin saber de política, es que quieren la cabeza del Fiscal General. Pero los asambleístas no entienden que eso hace daño a mi hijo”.
En enero, Henry Leiva, abogado del policía, solicitó fianza, pero le negaron porque el accidente causó “conmoción social”. Los casos de tránsito “donde termina la instrucción fiscal son muy pocos. Pero esta vez la presión que tiene la Fiscalía hace que se busque un responsable”, sostiene Leiva.
Echeverría pide que dejen de señalar a su hijo. Niega que la familia haya recibido dinero para encubrir a Aliz Borja. “Soy divorciada y Wilson es el sostén de la casa. El 14 de marzo haremos una rifa en mi pueblo para recolectar fondos y costear nuestros gastos. Los abogados son todos familiares y ellos también nos ayudan”.
Nadie sale a la calle a matar, dice. “Lamentamos la muerte de la chica, pero le pido a la mamá que piense que las cosas pudieron haber sido al revés. Ahora la vida de mi hijo es la que está en juego”.