Estimado Silvio Rodríguez, me has respondido con cierta vehemencia. No te gustó mi anterior contestación a una pregunta tuya. Ojalá estos papeles tengan mejor suerte. Mi intención no es hostilizarte, sino conversar civilizadamente. Veamos.
Como coincido con Martí, Silvio, y no con Fidel, a mí me parece muy bien que alguien con tu talento haya podido enriquecerse legítimamente, tener propiedades dentro y fuera de Cuba y poseer una próspera empresa de grabaciones construida con el producto de tu esfuerzo. Lo que quisiera es que ese privilegio que te has concedido se convierta en un derecho y se extienda a todos los cubanos. Es cruel y terriblemente empobrecedor que tanta gente talentosa y con iniciativa, como hay en Cuba, tenga que vivir subordinada a los caprichos de los comisarios y los burócratas.
¿No te parece criminal que jóvenes estén obligados a suscribir las ideas y prejuicios de unos confundidos octogenarios, paralizados por el miedo y el dogmatismo, que adquirieron sus juicios morales y su percepción de la realidad y de los conflictos sociales hace sesenta años, en otras circunstancias radicalmente diferentes? Tenemos que liberar a las jóvenes generaciones de esa carga nefasta para que sean capaces de construir libremente sus vidas. Eso es urgente.
Dices: “Diseñas una Cuba distorsionada que propaga las monstruosas cadenas. Cortando y pegando repartes un odio que ha derribado aviones llenos de inocentes. Siempre he reprobado el hundimiento del remolcador 13 de marzo”.
¡Ay, Silvio! ¿Diseño una Cuba distorsionada? ¿Te parece poco que, desde que se instauró la revolución, hace ya más de medio siglo, el 20 por ciento de la población ha huido a bordo de cualquier cosa, pagando el intento con varios miles de muertos? ¿Son falsos los fusilamientos, los maltratos en las cárceles, los actos de repudio a quienes se atreven a criticar al Régimen? ¿Es mentira la censura?
¿Recuerdas cuando apaleaban a los cubanos por quererse ir del país en aquellos “actos de repudio”, que no han cesado nunca porque hoy los organizan contra las Damas de Blanco y los demócratas de la oposición? ¿Se te ha olvidado cómo encerraban a los homosexuales en campos de concentración, los echaban de la universidad tras humillarlos públicamente?
¿No es verdad que en la primavera del 2003 encarcelaron y condenaron a penas de hasta 28 años de cárcel a 75 personas por prestar libros prohibidos, pedir referéndum y escribir crónicas en diarios extranjeros? ¿Qué tiene que ver la denuncia de esas monstruosidades con el derribo del avión de “Cubana de Aviación” lleno de inocentes, crimen que me parece repugnante? Con genuina cordialidad cívica.