Campamento es un curso de 50 horas, impulsado por el Municipio de Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
En 50 horas espera recuperar dos años perdidos. Desde que culminó el bachillerato, Ángela Baque ha intentado una y otra vez ingresar a la universidad. Y mientras aguardaba por un cupo, o por un empleo, optó por crear un microemprendimiento.
“Hago piñatas personalizadas. Con este curso espero diseñar mi propia página web y promocionar el negocio”.
La joven de 20 años se refiere a Campamento, un programa de capacitación dirigido por la Empresa Pública Municipal para la Gestión de la Innovación y la Competitividad de Guayaquil (Épico). El taller gratuito arrancó en esta semana con 120 seleccionados que serán preparados en Programación y Marketing Digital.
Todos tienen entre 18 y 25 años de edad. Todos han intentado seguir una carrera o conseguir empleo, sin lograrlo.
El Gobierno reconoce que no hay espacio para todos en el sistema de educación superior, aunque el presidente Lenín Moreno anunció que habrá 106 154 cupos para este semestre, un 23% más que el pasado.
Pero 257 084 colegiales y graduados de años anteriores dieron el examen para acceder a alguna carrera. Es decir, solo se cubrirá el 41% de la demanda. Para cerrar en parte esa brecha, el programa Épico busca inyectar a corto plazo conocimientos técnicos -afianzados en lo digital- y habilidades blandas.
Al final, los mejores irán a una rueda de empleo y se espera que otros se vuelvan sus propios jefes. “Hoy estos cursos cortos marcan la diferencia entre que un chico esté en su casa o trabaje”, dice Belén Pástor, parte del equipo de capacitación.
Comunicación, trabajo en equipo y resolución de conflictos son parte de esas habilidades que demandan las empresas, según indagaron. “Dialogamos con 19 grandes empresas y el 94% dijo que más que conocimientos les importan las habilidades blandas. Además, todas invierten en nueva tecnología, que generará nuevos trabajos”, dice Max Núñez, director de Fundación Edúcate, encargada de los cursos.
En el país, 144 000 alumnos han optado por la educación técnica y tecnológica. Ese es el registro de los 173 institutos de educación superior activos (85 públicos y 88 particulares).
Aldo Maino, subsecretario general de Educación Superior (Senescyt), explica que uno de cada 10 jóvenes elige una carrera de este tipo. El 90% de los postulantes aceptó el cupo que se le asignó en 2019.
Esto, según el funcionario, se debe a que “cuando te ofrecen un espacio, y realmente quieres estudiar, lo tomas”. Pero cree que también representa la revalorización que está ganando este tipo de formación.
El jueves 13 de febrero del 2020, Arelis Andrade dio el examen final después de tres años de estudio en el Instituto Tecnológico Bolivariano (ITB). Demostró en un muñeco de simulación cómo suministrar medicina intravenosa.
Tras la prueba se graduará de Técnico Superior en Enfermería, una de las carreras más demandadas en este instituto particular. El cupo por semestre es de 300 estudiantes; cerca de 1 000 suelen postular.
El ITB oferta 11 carreras. Su vicerrector, Víctor Gómez, resume que la educación técnica “es de ciclo corto, prepara para el saber-hacer, y con ello, aporta a solucionar problemas en los sectores de la producción y los servicios”. Pero asegura que aún restan ajustes al sistema para darle mayor impulso.
Por eso, Roberto Tolozano, rector del ITB, sugiere establecer vínculos entre los sectores productivos, la educación media y la educación superior para posicionar estas carreras. Y pide acelerar la aplicación de las reformas a la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES), en cuanto a los institutos técnicos y tecnológicos.
Maino anuncia que se está conformando el Órgano Consultivo Provincial de la Formación Técnica y Tecnológica, que incluirá a las cámaras empresariales. Así espera que la oferta vaya de la mano con las necesidades de cada territorio.
En cuanto a la LOES, explica que los institutos podrán adquirir la condición de universitarios en cuanto se acrediten; por ahora, ocho lo están. “Esto permitirá que ofrezcan título de tecnología universitaria, siguiendo uno o dos semestres más. Y luego, optar por una maestría tecnológica”.
Verónica Castro tiene 29 años y cursa una Tecnología Superior en Rehabilitación Física en el ITB. Tras años de espera por un cupo decidió pagar por una carrera técnica. “Quiero terminar mis estudios, ganar experiencia y, por qué no, abrir mi propio centro”.
En contexto
El 6 de febrero el Gobierno presentó el Acuerdo Nacional por la Educación Superior. Las autoridades reiteraron la construcción de 13 institutos técnicos y tecnológicos, para aliviar el déficit de cupos. También se habló de fortalecer la educación en línea.