La carrera del año, el premio del siglo

Ya se cayeron las marcas

de Castelo y de Rolando

porque Alfredito el Veloz

salió de pronto ¡volando!

Los fotógrafos, amables,

le rogaron ¡una foto!

y Alfredo se convirtió

de repente en una moto.

Los periodistas chismosos

sufrieron, claro, un desmayo

cuando intentaron, audaces,

corretear atrás de un rayo.

Pues, tanta velocidad

tanta, tanta correría

solo por llegar primero

¡ras! a la cervecería.

Corrió por la Eloy Alfaro

y avanzó por la Alpallana

dejando lejos, Alfredo,

a toda la caravana.

Eludió carros pequeños

y hasta pesados camiones

y todo por no contarnos

como gana sus millones.

Casi jode la consulta

y a su Corte le hizo daño

pero logró un titulazo:

“Alfredo, atleta del año”.

Con un vaso de cerveza

celebró el triunfo ¡emoción!

y llegó, claro, a sus manos

otro premio de un millón.

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