Redacción Construir
La tradición viene desde hace 80 años, cuando Carlos Moya comenzó su trabajo como artesano. Ahora su taller es manejado por sus hijos, aunque el sigue supervisando las obras.
Eddy Moya, quien además es el presidente de la Asociación Santo Domingo de Artesanos Carpinteros de San Roque, es la cabeza del taller de su padre. Lleva en el oficio más de 40 años.
Las maderas con las que trabajan en el pequeño local son laurel y cedro… traídas del Oriente o de Santo Domingo de los Tsáchilas. Además, ya elaboran muebles con MDF o tableros tríplex.
El proceso, cuenta Moya, se inicia con el diseño del mueble. Luego se realiza el cálculo estructural y se arma el producto. “Tenemos las técnicas que, combinadas con los procesos artesanales, dan como resultado un buen producto de oferta”.
Lo primero en elaborarse es el armazón del mueble. Para este trabajo se utilizan cortadoras mecánicas. Después, añade el artesano, viene el forramiento. Es importante la participación del dueño del producto cuando se trata de un mueble por pedido. “Ellos escogen los colores, los diseños y el tamaño. Nosotros los asesoramos, nada más”.
El último paso es colocar los acabados como el sellado, el lacado y la puesta de los herrajes. “Existe un aparato llamado tupí, con el que se dan los acabados como el ruteado que antes se hacía a mano. Con esta máquina hay mayor rapidez para la entrega del mueble”, dice Moya.
En cuanto a los precios, estos se fijan según el proceso de la elaboración del mueble.
“Hay que tomar en cuenta los gastos que implica este trabajo como los materiales utilizados, el desgaste de maquinarias, arriendo de locales, luz, agua… Se suma todo y se saca un primer precio. A eso se le añade el 20 ó 30% de mano de obra”.