La carpintería de Édison Núñez, en Ambato, tiene las puertas a medio abrir, pero nadie llega

El artesano Édison Núñez reabrió su taller de carpintería, por la crisis financiera que atraviesa su familia, en Ambato.

El artesano Édison Núñez reabrió su taller de carpintería, por la crisis financiera que atraviesa su familia, en Ambato.

El artesano Édison Núñez reabrió su taller de carpintería, por la crisis financiera que atraviesa su familia, en Ambato. Foto: Modesto Moreta / EL COMERCIO

En el taller de Édison Núñez no hay movimiento de personas. Pese a que reabrió la carpintería el lunes 11 de mayo, sus clientes no han llegado. Eso desespera a este artesano, de 47 años.

Cuenta que con la crisis del covid-19, sus ahorros se agotaron y por la necesidad de alimentar a sus dos hijos abrió una de las dos puertas de su local.

Las deudas por los arriendos se acumularon y estima que necesita por lo menos USD 600. "Estoy debiendo de dos meses de arriendo del local y de la casa donde vivo, aún no he negociado una rebaja con los dueños de los inmuebles. Tampoco alcanza el dinero que percibe mi esposa que labora a medio tiempo en una panadería".

Su local de carpintería es tradicional en el centro de Ambato. Funciona desde hace 20 años en las calles Olmedo y Juan Benigno Vela, en el barrio La Yahuira.

El lugar, hasta antes de la emergencia, era frecuentado por sus clientes que llegaban de todas partes de la provincia para que les fabricara juegos de cocina, comedor o realizar reparaciones en sus casas, pero ahora no hay trabajo. "La gente en este momento no le interesa gastar sus ahorros en confeccionar muebles, sino en financiar sus necesidades de alimentación".

El miércoles pasado uno de los usuarios llegó al taller para llevarlo a la casa de sus padres. La idea era reparar unos muebles de cocina, pero por el miedo a contagiarse con el coronavirus desistieron de la obra, pese a que cumple con las normas de bioseguridad.

Núñez, en el ingreso al taller, colocó una bandeja metálica con una toalla empapada con cloro para desinfectar el calzado. Practica las medidas recomendadas por las autoridades como usar mascarilla, gafas y una gorra.

También, lleva alcohol y gel antibacterial, y constantemente se lava las manos con agua y jabón. “Cumplo con todo lo recomendado por los médicos, pero no sirve casi de mucho porque no tengo visitas”.

El ebanista piensa, ante la crisis, retirar a su hija que estudia en la Escuela Politécnica Nacional, en Quito, debido a que no tiene dinero para financiar la educación, que ahora recibe en la casa, vía Internet. Busca la manera de cambiarla a la Universidad Técnica de Ambato para que continúe la carrera de Ingeniería Electrónica e Informática.

Dice que con la ayuda de los sacerdotes franciscanos, quienes la semana pasada le obsequiaron arroz, azúcar y otros productos de primera necesidad, está sobreviviendo. Espera que las autoridades cambien el semáforo de rojo a amarillo, para que la ciudad de Ambato comience a reactivarse.

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