Caracas, lá más violenta de la región

Javier Ignacio Mayorca. El Nacional, Venezuela, GDA

Jesús Salvador Arias Mariani fue asesinado el lunes 8 de julio. Ocurrió cuando intentó proteger a su nieta de un grupo que asaltaba su panadería, en la avenida Intercomunal Montalbán-La Vega, de Caracas.

La víctima, de 56 años de edad, regresaba con la niña en hombros, luego de buscarla en una guardería cercana. La versión policial indica que los sujetos que lo mataron pertenecen a una banda cuyo líder fue identificado por el panadero en un asalto anterior al mismo comercio.

Los datos
87% de los venezolanos tiene miedo de ser asaltado en un medio de transporte público, según una encuesta del Observatorio Venezolano de Violencia en 2008.
Todos los meses se reciben entre 70 000 y 90 000 denuncias de robo o hurto de celulares.

La Policía capturó a cuatro de los homicidas y es probable que queden libres. Las estadísticas señalan que solo siete de cada 100 detenidos por homicidio son condenados.

Con una tasa de 130 homicidios por cada 100 000 habitantes, Caracas es la ciudad más violenta de Latinoamérica, y una de las más violentas del mundo.

Aunque el Gobierno prohibió a los organismos oficiales la divulgación de cifras, datos extraoficiales indican que el primer semestre de este año hubo en la capital venezolana 1 448 crímenes, y 8 040 en todo el país.

El sociólogo Roberto Briceño León, coordinador del Observatorio Venezolano de la Violencia, ha analizado este problema desde hace más de 10 años. Sostuvo que la elevada cifra de crímenes es el producto de una “crisis institucional” fomentada desde el propio Ejecutivo.

A esto se suma la corrupción en cuerpos de seguridad. Recientemente, el Ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Tareck El Aissami, admitió que los funcionarios policiales están involucrados en 20% de los delitos. Se cree además que el auge de los plagios exprés está ligado a la actuación de agentes de policías nacionales y regionales.

Otro de los delitos que más preocupa a la ciudadanía es el secuestro. Para 2008, la tasa de casos denunciados en el país se ubicó en dos  por cada 100 000 habitantes, más del doble que la de colombiana. Para el 6 de junio de 2009, 371 personas habían sido plagiadas. De continuar con este ritmo, se calcula que el número de denuncias sobrepasará los 800 a finales de diciembre, lo que constituirá un incremento de 50% con respecto al año pasado, debido al auge del secuestro exprés.

También se da la  inseguridad sobre ruedas. En Caracas tener una moto es un importante factor de riesgo. Por lo menos dos conductores de este tipo de vehículos son asesinados cada semana para ser despojados de sus motocicletas. A diario ocurren 10 robos de motos en la capital venezolana. Una nueva modalidad es la extorsión, mediante el secuestro de estas unidades.

Otra fuente de temor son los robos en el transporte público. Al menos una vez al mes se registra una protesta de choferes por el asesinato de algún transportista.

El auge de estos asaltos obligó al Gobierno a aplicar el plan Ruta Segura (colocación de militares armados en los buses y paradas). El presidente de la Central Única de Conductores de Caracas, José Luis Montoya, explicó que no funcionó, pues los delincuentes se desplazan a los lugares sin vigilancia. Indicó que en la ciudad se cometen como mínimo 60 robos diarios a los transportes.

Ante este auge delincuencial, el Gobierno venezolano desarrolla una encuesta de victimización en hogares, que deberá estar lista a finales de noviembre. En 2008  entró en vigencia el Decreto Ley del Servicio de Policía Nacional, que es considerado el primer intento del Ejecutivo por diseñar políticas en materia de seguridad ciudadana.

Este instrumento legal apunta a crear diversas comisiones y normativas que ya comenzaron a activarse. Pero a la fecha no hay acciones prácticas que se perciban a través de la reducción de los índices delictivos.

Esto tiene un impacto económico, por ejemplo la Cámara de Comercio de Caracas indicó que el sector terciario de la economía debe invertir hasta USD 18 millardos anuales en seguridad y protección.

Caracas describe hoy el grado de intensidad y crueldad al que está llegando el crimen urbano en América Latina. A tal punto de que en la actualidad la   capital de la República Bolivariana es una de las urbes más peligrosas del mundo.

Para el consultor en temas de seguridad urbana Jairo Libreros, el problema no es de poca monta. En ciudades en las que el crimen organizado aumenta, al poco tiempo comienzan a surgir fenómenos de sicariato. Y es en el hurto de vehículos “donde se afina la capacidad delincuencial, se da paso a las riñas, el ajuste de cuentas y el narcotráfico”, dice, tras recordar que fue precisamente en el hurto de carros donde comenzó su accionar criminal el tristemente celebre capo del narcotráfico colombiano Pablo Escobar.

De seguir esta tendencia en la que el crimen urbano pareciera superar todos los límites y con una ciudadanía atemorizada ya no por lo que pudiera pasar con sus bienes materiales sino con su propia vida, no estará lejos el día en que vuelvan a resurgir liderazgos locales que practiquen la política de la “tolerancia cero”.

De acuerdo con Libreros, eso es lo que pasó en la década de los noventa en ciudades como Nueva York, en la que el alcalde Rudolph Giuliani aplicó este tipo de estrategias particularmente contra los jóvenes.

“El primer ejemplo que podemos mirar –señala Libreros- es el manejo que se le ha dado a grupos de pandillas como las maras, en Salvador, donde para combatirlas se pasó de una política de ‘mano dura’ a la ‘supermano dura’ y ahora van en la ‘mano de hierro’. Se pasará de una política de seguridad ciudadana a una penitenciaria sin que esto signifique una solución verdadera”.

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