El capital intelectual

La violencia en el fútbol, una campaña electoral llena de injurias y grotesca, sumados al desinterés masivo de los jóvenes por la vida cívica. Todo eso está ocurriendo en nuestros países.

Y eso lo ratifican y lo dicen las encuestas: delinean un escenario lamentable que no hace más que resaltar los resultados de una investigación encargada por la oficina científica del Gobierno británico y dada a conocer hace unos meses.

El trabajo en cuestión, llamado algo así como Proyecto sobre Capital Mental y Bienestar para el Futuro, se propuso investigar durante dos años los desafíos y oportunidades que tenemos por delante en las próximas décadas.

Involucró a 450 especialistas de 16 países, y analizó en particular las posibilidades que ofrece el desarrollo de esa riqueza invisible que es el capital intelectual, desde la cuna hasta la tumba.

El estudio analizó tanto las destrezas intelectuales como el bienestar mental.

Tanto los recursos cognitivos, la flexibilidad y eficiencia de las personas para aprender, sus capacidades sociales y su resiliencia frente al estrés, como sus capacidades para desarrollarse, para trabajar creativamente, para relacionarse con los demás,  para  contribuir con su comunidad.

Todo esto teniendo en cuenta el desarrollo infantil, la vida adulta y la posibilidad de aprovechar al máximo los recursos personales durante la vejez.

Los especialistas llegaron a la esperanzadora conclusión de que solo alrededor del 50% de nuestras capacidades intelectuales dependen de los genes.

De modo que es posible desarrollar el poder mental de los jóvenes y de los mayores; de que la ciencia está develando una cantidad de claves neurológicas y biológicas que ayudarán a descubrir disfunciones cognitivas en la infancia; de que el proceso de aprendizaje debería continuar indefinidamente a lo largo de la vida, porque tiene un efecto directo en la salud y el bienestar mentales de las personas, en especial en la vejez; y de que el bienestar mental de los que trabajan es un factor vital cuando se intenta mejorar la competitividad económica, la cohesión social y la inclusión.

Según este estudio, cualquier país que se lo proponga tiene la enorme oportunidad de crear ambientes que propicien el desarrollo intelectual y el bienestar de los individuos y, por lo mismo, de la sociedad.

Si no lo hacemos, si la dejamos pasar, probablemente seguiremos reforzando el círculo de dificultades de aprendizaje, problemas de comportamiento, reducidas posibilidades de inserción laboral, exclusión y, talvez, delito...

Que es lo mismo que decir violencia, injurias, grotesco y desinterés...

La Nación, Argentina, GDA

Suplementos digitales