Dos agentes penitenciarios trasladan a un preso desde la Unidad de Flagrancia hasta la cárcel de El Inca, en Quito. Foto: Archivo / EL COMERCIO
La violencia desatada en las cárceles develó una de las falencias de los guías penitenciarios: su deficitaria capacitación. Este Diario cruzó información con celadores del país y conoció que la única formación que reciben del Estado es cuando ingresan al sistema carcelario y comienzan a trabajar.
Hay personal que se sometió a esa instrucción incluso hace más de una década. El miércoles 19 de junio, Alberto esperaba en la Unidad de Flagrancia, en Quito, a que concluyera una diligencia para llevar a un detenido al lugar donde tenía que seguir recluido. Lleva 12 años en esta actividad y la última vez que el Estado le formó fue, precisamente, cuando consiguió el cargo. El curso duró 45 días.
Agentes del Grupo penitenciario Alfa le enseñaron a trasladar presos y a controlarlos en las cárceles. Le explicaron cómo revisar a las visitas, esposar y manejar un arma de fuego.
El mes pasado, un grupo de trabajadores recurrió en dos ocasiones a la Dirección de Rehabilitación y pidió al entonces director Ernesto Pazmiño que aumente personal, que se los capacite en seguridad y que se les dote de armas no letales.
Pero 15 días después de la última reunión, Pazmiño y su equipo renunciaron y el ofrecimiento de crear una escuela de formación de agentes penitenciarios no avanzó.
El grupo de Alberto dice que no es la primera vez que plantean esa inquietud y que no tienen respuesta. Por eso, el año pasado recurrió a una escuela privada y lo entrenó un policía retirado. Otros 15 guías hicieron lo mismo y por dos meses de formación pagaron USD 150.
Solo así pudieron actualizar conocimientos en derechos humanos y en manejo de armas para ir con los detenidos a las audiencias judiciales.
En las escuelas particulares, en las que se nivela a los aspirantes a soldados y policías hay cursos para guías. Cuestan entre USD 75 y USD 150 mensuales y las clases se imparten solamente los fines de semana.
“La mayoría no puede pagar esa cantidad”, dijo un celador. Los sueldos de los 1 519 carceleros que operan en el país bordean los USD 600 mensuales.
EL COMERCIO revisó el Manual de Capacitación en DD.HH. para funcionarios de prisiones, que fue elaborado por la ONU y allí se indica que “en muchos países” el personal “está mal capacitado, mal pagado, pese a llevar tareas sumamente estresantes”.
Por eso pide que los estados los capaciten frecuentemente, pues “se encuentran día a día en la primera línea de protección a los derechos humanos”.
Tras la renuncia de Pazmiño, los servidores han pedido a la actual administración que se reúnan para tratar estos temas, pero aún no hay respuesta.
El viernes 21 de junio del 2019, el director de Rehabilitación, Edmundo Moncayo, se negó a hablar del tema.
Los agentes penitenciarios también han optado por entrenarse entre compañeros.
Hace un año, Fernando recurrió a quienes tienen más años en el servicio. “Por falta de dinero para pagar una formación privada, tuve que pedir la ayuda de mis colegas”.
Le enseñaron a enfrentar una situación de crisis, a manejar armas y a trasladar a un detenido. “Eso nos sirvió para rectificar las falencias”.
La última capacitación estatal que recibió fue cuando entró en la institución, hace ocho años. El curso duró seis meses.
En ese entonces, el extinto Ministerio de Justicia tenía un convenio de formación con una escuela militar. Allí aprendió defensa personal. Un caso similar ocurrió con Bertha. La única preparación que tuvo fue hace ocho años, cuando logró entrar al sistema.
Hace cuatro años, 20 agentes organizaron un viaje a Lloa, una parroquia rural de Quito, llegaron a un cerro y practicaron el manejo de armas. Para ese entrenamiento tuvieron que comprar municiones. La práctica duró de 08:00 a 17:00. “Pero eso siempre será insuficiente”, dice Bertha.
La capacitación tiene que estar enfocada en al menos seis áreas: defensa personal, manejo de armas (letales y no letales), cacheo, traslados, control de presos en escenarios de crisis y actividad física.
Luego de que el presidente Lenín Moreno decretara el estado de excepción en las cárceles, la Dirección de Rehabilitación anunció que se contratará 500 nuevos guías que se unirán a los 1 519 agentes que existen.
La ministra del Interior, María Paula Romo, dijo que los nuevos servidores serán formados en tres escuelas de la Policía. “La institución proveerá de instructores e infraestructura, pero tendrán sus propios programas de estudio”.
Funcionarios que hasta hace 15 días manejaron Rehabilitación Social reconocieron que se planificó únicamente la capacitación para el nuevo personal y no se programó un reentrenamiento para el resto.
En contexto
En el 2015 se inauguró la primera escuela de formación de guías penitenciarios. Sus establecimientos estaban en los Tres Cerritos, en El Oro. 500 guías se graduaron de este lugar. Dos años después cerró sus puertas y ahora luce abandonada y destruida.