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Surcar las angostas y empinadas aceras céntricas de La Libertad resulta complicado. Sus dos principales calles, la 9 de Octubre y la Guayaquil, están abarrotadas por supermercados, tiendas, puestos ambulantes y casi no hay espacio para los rótulos de cadenas locales de electrodomésticos.
Este cantón de Santa Elena tiene apenas 25 km2 de extensión y 115 952 habitantes. Por esa concentración de personas es considerado el más densamente poblado de Ecuador (ver gráfico). De hecho, el país tiene la densidad demográfica más alta de América del Sur.
En Ecuador, 66,9 personas ocupan 1 km2, casi igual que México, donde hay 66,4 personas en ese mismo espacio, pese a la gran diferencia geográfica entre ambos. Así lo muestra un estudio del Banco Mundial con datos del 2017. La Organización de las Naciones Unidas indica que la media mundial de densidad poblacional es de 53 habitantes por cada km2.
El centro cantonal de La Libertad se caracteriza por su fuerte dinamismo comercial; hay todo tipo de negocios. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) explica que para determinar a un territorio como densamente poblado deben analizarse varios parámetros de esa jurisdicción, y no solo la cantidad de habitantes. Algunas son: las condiciones en las que viven las personas, acceso a servicios básicos, niveles de pobreza, fecundidad, mortalidad, entre otros.
Las autoridades de La Libertad la describen como una ciudad netamente comercial con un pequeño territorio, y 100% urbana, ya que no tiene parroquias rurales. El 90% de su población tiene agua, pero carece de alcantarillado.
Es sábado y la ola de compradores y vendedores se disipa hasta perderse en el malecón, que luce casi vacío. El comercio reemplazó hace décadas al turismo en esta localidad.
El educador libertense Wilson Ruiz ha sido testigo de la evolución de esta zona. “Desde 1930 ha sido el centro comercial de la península”. Su crecimiento, según Ruiz, tomó impulso en 1990 con la llegada de lojanos y manabitas.
La expansión poblacional es un síntoma que se extiende al vecino cantón Salinas. Allí las actividades se concentran entre la pesca y el turismo.
“No tenemos adónde expandirnos, estamos limitados por Santa Elena y Salinas”, dice Íngrid Suárez, directora de Planificación de La Libertad.
Byron Villacís, experto en estadística y exdirector del INEC, explica que la densidad poblacional también tiene que ver con la estructura geográfica de las ciudades, como en el caso de La Libertad, Salinas y del país en general.
Ecuador tiene una densidad alta a nivel nacional, pero una distribución interna que ‘relaja’ esa condición. Es decir, hay varias ciudades que concentran población y no solo una o dos, como Lima o Buenos Aires, dice Villacís.
Para Carlos Larrea, director de la Unidad Económica y coordinador del programa de Cambio Climático de la Universidad Andina Simón Bolívar, la densidad poblacional del país es alta y va en aumento. “Es preocupante porque la frontera agrícola está ajustada. Con más población hay que alimentar más gente y para eso recurríamos a la tierra y esos espacios ya casi no existen”.
Se refiere a la ocupación de zonas agrícolas o de espacios verdes. La ocupación de ese tipo de territorio es visible, por ejemplo, en el cantón Rumiñahui (Pichincha).
Con casi 112 000 habitantes, este cantón tiene cobertura total de servicios básicos, varias frecuencias de transporte y accesos viales principales en buen estado. Condiciones que, según su alcalde Héctor Jácome, atraen a los habitantes de las parroquias cercanas.
En Rumiñahui impera la actividad comercial y el crecimiento se visualiza más en parroquias urbanas como Fajardo o San Pedro de Taboada, que se llenan poco a poco de conjuntos habitacionales.
En Antonio Ante (Imbabura), casi la mitad de los habitantes está en la zona urbana y la otra en la rural. Ambos espacios son complementarios, explica Arturo Valverde, director de Planificación del Municipio. A este cantón le identifican más por su área textil, pero es netamente agrícola.
Allí se fijó que el lote mínimo en la zona urbana fuera de 300 m2 y en lo rural, entre 1 500 y 5000 m2, según el sector. Además, en el 2012 se aprobó una ordenanza que busca alentar el crecimiento vertical con edificios de hasta cuatro pisos.
Villacís insiste en que la densidad poblacional no solo debe leerse como algo negativo, sin descartar posibles síntomas de hacinamientos o familias sin hogar. También demuestra que hay cooperación y participación política. “Si es equitativa quiere decir que hay mecanismos de cooperación social y económica que están haciendo que el sistema funcione”.