En La Cantera funcionan solo dos establecimientos, que albergan a 15 trabajadoras sexuales. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Desolado. Así se encontraba hoy, jueves 21 de octubre 2015, La Cantera, un predio habilitado en el 2006 para que las trabajadoras sexuales del Centro Histórico ejerzan esa actividad.
A las 11:00, los dos locales que allí funcionan: La Cantera Rosa y Danubio Azul tenían escasos clientes; apenas sumaban 10 hombres entre los dos.
Gloria Benavides, administradora de La Cantera Rosa, contó que la falta de clientes no es de ahora, ya llevan años así. Y ni siquiera el cierre de siete hoteles hace que las trabajadoras sexuales que los usaban en el Centro lleguen al lugar.
Con eso, asegura Gloria, está convencida que “nada puede levantar a este muerto“. Es que, La Cantera nació con problemas como presencia de delincuentes, según las mujeres.
“Las compañeras, que se ubican en las calles Rocafuerte, Guayaquil, Esmeraldas, Flores, Manabí… tampoco suben porque se exponen, hay muchos robos y venta de droga“, acota.
Justamente por eso, los clientes se resisten a llegar a La Cantera. Al día llegan 30 clientes y los sábados, donde se registra el mayor movimiento, pueden tener hasta 50.
Sobre el número de trabajadores sexuales que laboran dentro de La Cantera, Gloria enfatiza que de lunes a sábado hay 15, no más. Y en todo el Centro de Quito suman alrededor de 300 mujeres.
La Cantera fue un proyecto que dejó en marcha la administración de Paco Moncayo, para reubicar a las trabajadoras sexuales del Centro Histórico, tras el cierre de burdeles de la 24 de Mayo. Inicialmente, en el sitio había cinco establecimientos: dos estaban funcionando, dos estaban por reabrir y uno, en espera. Para esta área, el compromiso por parte de las autoridades, era implementar una Unidad de Policía Comunitaria (UPC).
Aquello nunca se concretó, comenta Silvia F., otra trabajadora sexual. De allí que las chicas se fueron ubicando en las plazas de Santo Domingo y del Teatro, en zonas como la 24 de Mayo, La Marín y en calles como la Junín y Manabí.
Pese al fracaso de La Cantera, comenta Nelly Hernández, presidenta de la Asociación de Mujeres de la Plaza de Santo Domingo, la actual administración municipal planea trasladarlas a un espacio entre las calles Pichincha y Esmeraldas. Eso comentan ellas, sin que la Alcaldía lo haya confirmado. Mauricio Rodas solo ha dicho que están adecuando un espacio y socializando el proyecto con los moradores y con las mujeres.
Pero, según Hernández, ellas desconfían del proyecto pues consideran que el espacio es muy pequeño y pondrán a todas en una sola cuadra. Eso no es posible”.
Además, “tenemos la experiencia de La Cantera, algo que nunca funciónó”, admite Nelly. Aquello lo corrobora Gloria: “Ese proyecto solo funcionó un año, Luego vino la inseguridad y todo se acabó”.
Cualquier proyecto, admiten las entrevistadas por este Diario, podría funcionar siempre y cuando se comprometieran a tener vigilancia policial permanente. Además, una administración de parte del Municipio.
En La Cantera solo es visible la figura de dos guardias, uno por cada local. Todo está desolado.
Históricamente el trabajo sexual se ha realizado en el Centro. Según el historiador Fernando Jurado, en el siglo XVIII, las mujeres estaban situadas en la Plaza del Teatro, pero dentro de casas.
En el siglo XIX estaban en una casa famosa dentro de la quebrada de Jerusalén, por la 24 de Mayo.
Cuando la 24 de Mayo empezó a deteriorase, por 1930, las trabajadoras sexuales subieron a la parte más alta de San Roque, donde actualmente funciona el mercado.
¿Qué paso en los noventa? Jurado no cuenta con ese dato; sin embargo, la Presidenta de la Asociación de Mujeres de Santo Domingo recuerda que las mujeres salieron a las calles desde que “el exalcalde Paco Moncayo cerró los burdeles de la 24 de Mayo y las reubicó en La Cantera”.