El cáncer afecta más al perro mayor de 10 años

Redacción Cuenca

Los perros, al igual que el humano, son susceptibles a enfermedades oncológicas. El cáncer es el crecimiento no controlado de células anormales en el cuerpo. Puede ser benigno o maligno.

Por la presencia de esa enfermedad en los animales, en Cuenca se realizó un simposio internacional de oncología canina. Allí se ratificó que el cáncer canino y felino crece vertiginosamente, al punto de que  es la principal causa de muerte entre las mascotas.

4,2 millones
de perros se calcula que viven en el Ecuador. Hay 2,1 millones de gatos.

Las investigaciones realizadas en el país por empresas como Purina revelan que uno de cada cuatro perros que superan los 10 años de edad padece algún tipo de cáncer. Es decir, adquieren la afección con la misma incidencia que el humano.

El cáncer en las mascotas no es nuevo, pero sí para la mayoría de dueños. Hay perros y gatos que evidencian claros síntomas de padecer la enfermedad, pero sus propietarios se niegan a aceptarlo por miedo de perderlos.

A la cuencana Lorena Jácome le preocupa el absceso que tiene su pequinés (11 años) debajo de la trompa. Le detectó hace tres meses y el veterinario le dijo  que es un  tumor y hay que extirparle. A ella le preocupa que sea maligno.

Las verrugas o granos en la piel del animal son sospechas de tumor y un motivo frecuente de atención en las clínicas. Según el veterinario cuencano Cornelio Rosales, con una biopsia (aguja se extrae sustancia de la zona afectada) se detecta si las células y tejidos están enfermos.

Los tumores más comunes entre  las hembras son el granuloma venéreo, el de mama y huesos. Y entre los machos son el de la piel, testicular, y cutáneo. En cualquier caso se presenta con abultamientos anormales debajo de la piel y en la zona involucrada.

También hay casos de cáncer en la cabeza, cuello, extremidades, linfoma, nariz, trompa, hígado, páncreas, vejiga… Un absceso externo puede hacer metástasis y complicar órganos internos como el bazo, hígado, pulmones, explica la experta argentina Laura Ontiveros, quien asistió al simposio en la capital azuaya.

Los veterinarios consultados sostienen que la prevención  es difícil porque las causas suelen ser desconocidas. Pero  el principal factor de riesgo es la edad y le siguen la  mala alimentación, ambiente contaminado, sexo y raza.

Los animales de tamaño grande, como el boxer, ovejero alemán o el scottish, son más sensibles porque  viven menos. Mientras que los de raza pequeña (pequinés, chihuahua, westies…) envejecen a partir de los 12 años.

El buen cuidado y por lo menos dos chequeos anuales de rutina ayudan a mantener el estado general de salud de la mascota, señala Eduardo Aragón, médico veterinario. Esté alerta a  las inflamaciones anormales.

También evidencia úlceras que no sanan, falta de apetito, pérdida de peso, hemorragias frecuentes, olor a putrefacción en alguna parte del cuerpo, decaimiento, cojera y dificultad para tragar, respirar, orinar o defecar.

El chequeo incluirá una exploración física completa, exámenes rutinarios (sangre, heces, orina) y de ser necesario rayos X. Hay que aprender a vigilar a las mascotas, dice Ontiveros. “Cuando se juega hay que prestar atención a la aparición de bultos”.

Ante cualquier cambio de comportamiento hay que acudir al veterinario. El error más grave es detectar un absceso y esperar a ver si crece, cuando un cáncer que es diagnosticado en la fase inicial puede tratarse y curarse, señala Rosales.

Los veterinarios no recomiendan ninguna cirugía cuando el cáncer está en fase terminal. En estos casos se actúa mediante radioterapia o quimioterapia (rayos X) con radiaciones dirigidas para destruir la célula tumoral.

Rosales sostiene que en un cáncer avanzado solo hay que intentar mantener en buenas condiciones higiénicas y de alimentación al animal, aparte del tratamiento con medicinas. Una cirugía podría ser fulminante.

Para Valentina León, directora de la Fundación Arca, es común que el dueño abandone a su mascota cuando le detecta alguna tumoración o lo ve  enfermo. En 2008 recogieron 200 perros, de los cuales 10 registraron cáncer.

La semana pasada  fue operada una perra (de 3 años) que tenía un tumor extragenital que crecía en la vía reproductiva. Este caso se transmitió por relación sexual con animales de la calle. Por suerte no fue maligno, dice León.

En esta casa albergue  la mayoría de cáncer es de mamas. Al igual que en una mujer, los veterinarios aconsejan realizar un examen clínico que incluya la palpación de las glándulas mamarias, pezones y ganglios regionales en el período previo a entrar en celo.

En cambio, en el caso de los tumores de testículos el examen debe incluir la observación y palpación de los testículos. También la consistencia y sensibilidad y la ubicación correcta en la bolsa escrotal. Si lo último no ocurre hay un alto riesgo de que el testículo esté retenido en la cavidad abdominal y desarrollar un cáncer.

Los veterinarios recomiendan no medicar al animal sin consultar. Incluso, porque un tratamiento o cirugía son más económicos (USD 150) que el tratamiento oncológico en una persona.

Tome en cuenta

Cada tipo de cáncer produce sus síntomas. La Sociedad Americana del Cáncer en Veterinaria  identificó ocho alertas.

Otra alerta es la disminución de apetito y peso.
   
Los bultos anormales son un síntoma. Crecen de forma persistente bajo la piel. Se los detecta al acariciar a la mascota. 

Otra evidencia es que las heridas no se cicatrizan. Surgen como pequeños granos y no se curan.

Si hay mal olor insoportable puede ser una infección interna o externa.

El sangrado puede darse por cualquier orificio: boca, nariz, ano, orejas.

Tiene cojera persistente y rechaza cualquier tipo de ejercicio de su amo.

Dificultad para respirar, orinar o defecar son síntomas para tener en cuenta. El animal puede tener dolor al orinar o defecar.

Si el pelaje se vuelve opaco puede ser una alerta de presencia de un tumor de ganglios.

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