Las calles de la parroquia de Conocoto, en el oriente de la capital, están saturadas con propaganda electoral. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Sus rostros están por todos lados. Los candidatos a la Alcaldía, al Concejo Metropolitano, a la Prefectura y al Consejo Provincial empezaron la campaña electoral con fuerza y colocaron propaganda en los espacios públicos del Distrito para darse a conocer.
A lo largo de avenidas como Galo Plaza Lasso, Mariscal Sucre, Machala y Brasil (en el norte); y Rodrigo de Chávez, Teniente Ortiz y Maldonado (en el sur), los postes son usados como vitrinas.
Los afiches cuelgan a distintas alturas. En algunos casos, unos encima de otros. Cada aspirante se pelea un espacio. Hay todo tipo de carteles: los plásticos, que cuelgan de dos palos y se amarran al poste con alambre; los de papel, que se pegan con engrudo al cemento, y los de cartón forrados con un material resistente al agua, que se amarran con soga.
En la avenida Del Maestro, por ejemplo, en un solo poste hay colgados anuncios de cuatro candidatos. Uno de los afiches está partido por la mitad.
En la Mariscal Sucre, a la altura de San Carlos, las paredes fueron grafiteadas con el nombre de un partido político. En la Vaca de Castro, un grupo de simpatizantes alentó la noche del miércoles 20 de febreo de 2019 a un candidato con banderines, globos y volantes. El tránsito se caotizó y la calle quedó desaseada.
En época de elecciones, la ciudad se ensucia más. Paúl Luzuriaga, coordinador general de Emaseo, explica que la normativa dice que los partidos políticos deben informar sobre la realización de mítines, para que un equipo de barrido los acompañe y el espacio quede limpio. Pero eso no ocurre.
En esta época, la empresa dispone de dos cuadrillas específicas para atender campañas. Se encargan de recoger los papeles, vasos, botellas y demás, tras el evento masivo.
Durante esta época, la producción de basura en el espacio público aumenta al menos en un 15%, advierte Luzuriaga. En zonas donde usualmente se levantaba con barrido unas 90 toneladas, esta semana se recogieron 14 toneladas adicionales. La empresa tiene previsto que los dos últimos días de campaña se realicen al menos 30 eventos proselitistas, en los que se levantarán hasta 40 toneladas más de lo normal.
Para labores de barrido se dispone de 226 personas. En esta época es usual que algunos trabajadores extiendan su jornada laboral. Cada hora de barrido le cuesta a la empresa cerca de USD 150, lo que incluye movilización, salario del trabajador, camión que hace la recolección, fundas y otros implementos. Por cada evento político, la cuadrilla debe trabajar entre 2 y 4 horas.
Luzuriaga explica que los candidatos pueden colocar propaganda solo en lugares autorizados; una vez terminadas las elecciones, deben remover los afiches. Si no lo hacen, Emaseo lo realiza y se traslada el costo al movimiento político.
Para retirar, por ejemplo, afiches pegados en postes, se debe utilizar una hidrolavadora. Su costo de operación es USD 350 la hora. Las zonas más problemáticas están en Solanda, La Ferroviaria y Carapungo.
La Agencia Metropolitana de Control (AMC) es el ente sancionador de la ciudad. En esta época aplican las ordenanzas 119, 282 y 332, que son las que especifican que es el Municipio el que define los espacios públicos, carteleras y elementos mobiliarios para la colocación de afiches y propaganda electoral.
La normativa señala que se prohíbe ese tipo de propaganda en zonas declaradas de interés histórico o artístico. Tampoco se permite su colocación en las áreas recuperadas integralmente como, por ejemplo, bulevares, aéreas de soterramiento, pasos a desnivel o intercambiadores vehiculares. Sin embargo, pese a la prohibición, ocurre.
Los afiches y publicidad electoral se deberán ubicar únicamente sobre carteleras y mobiliario urbano específico. En Quito hay 72 puntos autorizados para ese fin. Son una especie de carteleras ubicadas por ejemplo en la plaza El Caballito, en el Puente de Guajaló o en El Tejar. Pero la publicidad empapela la ciudad.
Cuando un partido político incumple esas normativas, se abren procesos administrativos sancionadores en su contra. En el 2017, cuando se llevaron a cabo las elecciones presidenciales, la AMC emitió 12 sanciones.
Entre las faltas más frecuentes estuvieron ubicar cualquier tipo de elemento extraño en árboles, colocar en postes elementos de publicidad electoral pegados y sin autorización y ubicar publicidad electoral sin autorización del propietario del predio.
La zona donde más infracciones de ese tipo hubo fue en la Administración Eugenio Espejo, en el norte. Para Diego Hurtado, catedrático de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central, la afectación a la ciudad recae en el campo de la contaminación visual. Las paredes, los pasos peatonales y los postes son los principales afectados en esta época electoral.
La contaminación se recarga y el impacto en el ambiente es evidente. Considera que las redes sociales son una forma alternativa de hacer campaña política de una manera menos contaminante para la urbe, y que las sanciones deben ser ejemplificadoras.