Medianos y pequeños camaroneros empujan el crecimiento del sector

Foto: Joffre Flores / El Comercio.

Foto: Joffre Flores / El Comercio.

Foto: Joffre Flores / El Comercio.

Una solitaria canoa pintada de azul cielo recorre la piscina de cuatro hectáreas (ha) limitada por una frondosa barrera de manglar. Equilibrándose sobre la endeble embarcación, Javier Chávez se las arregla para lanzar puñados de balanceado al agua. Lo hace durante 45 minutos, todos los días. El ‘boleo’ es una de sus tareas en la finca camaronera San Patricio, a la que se accede luego de recorrer 12 kilómetros de una tortuosa carretera de tierra y asfalto deteriorado.

El predio camaronero de 250 hectáreas, ubicado en el cantón Naranjal, en el noreste del Guayas, tiene 30 piscinas de cultivo del crustáceo. Chávez y los otros 27 trabajadores de esta hacienda acuícola se encargan de que la producción de 1 200 libras de camarón por ha llegue a buen término, cada cuatro meses y medio. Es un rendimiento que para Tito García, del área de producción de la finca, era inimaginable cinco años atrás.

Los buenos precios que ha experimentado el camarón ecuatoriano en el exterior durante los últimos 24 meses contribuyeron al reflote del sector, fuertemente golpeado por la crisis de la mancha blanca, y por una larga disputa legal con productores de Estados Unidos, por presunto dumping. El precio del crustáceo ecuatoriano evolucionó de USD 1,80 por libra en 2012, a 2,30 para finales del 2013, hasta colocarse a más de USD 2,50 en octubre pasado.

Esa buena racha de precios se revirtió en una mejora de las fincas camaroneras, que para el presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA), José Antonio Camposano, ha permitido un incremento de los rendimientos. “En este momento favorable se ha reinvertido. Por eso esperamos sobrepasar este año los 600 millones de libras exportadas, frente a los 475 millones del 2013.”

En la finca San Patricio ya se preparan para la próxima cosecha. Luego de cuatro meses en las piscinas, las larvas que llegaron de un laboratorio de Santa Elena se convirtieron en unos sanos ejemplares de 15 cm de longitud, tamaño propicio para su cosecha. García sabe que la alimentación del crustáceo es crucial, y por ello se ocupa de que no se la descuide.

Dos empleados, montados sobre otra canoa, lanzan la atarraya para recolectar ejemplares de diferentes tamaños. “Esto se llama muestreo, y sirve para analizar el tamaño, peso y apariencia de los animales”, explican.

Camposano precisa que son los pequeños y medianos camaroneros quienes están empujando el crecimiento de las exportaciones. “Los buenos precios les han permitido reinvertir y mejorar los rendimientos por ha, porque el país no ha crecido en hectareaje. La única forma de crecer es aumentar los rendimientos, y Ecuador ha hecho esa tarea”.

Los volúmenes de envíos crecen a una tasa anual del 10% desde el 2012, confirma la CNA.

Eso está muy claro para Santos Córdova, un mediano productor de la parroquia Jelí, una zona cercana al mar en el sur de la provincia de El Oro. Él tiene 350 ha en producción, con rendimientos de 1 800 a 2 000 libras por ha. Córdova obtuvo este año un préstamo de USD 150 000 para comprar aireadores y sistemas de seguridad física para su propiedad. “El precio se ha mantenido estable, y eso nos ha permitido tener estabilidad económica también.”

En ese círculo virtuoso de buenos precios e incremento de rendimientos todos ganan. SeaTec, un importador de equipos y proveedor de servicio técnico para la industria acuícola, experimentó un incremento del 30% en sus ventas los últimos tres meses. Cristian Limones, vocero de la empresa afincada en la provincia de Santa Elena, es optimista. “Observamos mayores ventas de equipos y accesorios, como sistemas de aireación, calderos y tanques para criaderos de larvas de camarón”.

El gremio camaronero también se muestra optimista. Camposano lo justifica al recordar que en octubre pasado Ecuador se convirtió en el principal proveedor del crustáceo para Estados Unidos. A la par, continúa como el primer proveedor para el mercado de la Comunidad Europea.

Temor por otro patógeno

El precio del camarón ecuatoriano se disparó en cierta medida por la baja oferta de otros competidores, especialmente los asiáticos. La producción de estos cayó en el 2013 debido a la presencia del Síndrome de la Mortalidad Temprana, una bacteria que destruye el sistema digestivo del crustáceo y provoca su muerte. Stanislaus Sonnenholzner, coordinador científico del Centro Nacional de Acuicultura e Investigaciones Marinas (Cenaim), con sede en Santa Elena, sigue muy de cerca la enfermedad.

“Por suerte, el síndrome no nos ha llegado, pero los competidores ya lo han experimentado. Siempre habrá un riesgo, pero tenemos una comisión técnica de prevención de riesgos de introducción de la enfermedad”.

La bacteria apareció en Asia en el 2007 y desde entonces se ha extendido, hasta alcanzar en el 2012 a México, otro productor del crustáceo. “Los reportes que tenemos es que la bacteria puede liquidar una piscina completa, al nivel de la mancha blanca”, reitera el investigador del Cenaim.

Suplementos digitales