12 cámaras vigilan toda la red de alcantarillado de Quito

Ayer, 3 de octubre de 2017, el equipo de inspección realizó un control en la tubería matriz de La Florida. Fotos: Diego Pallero/EL COMERCIO

Ayer, 3 de octubre de 2017, el equipo de inspección realizó un control en la tubería matriz de La Florida. Fotos: Diego Pallero/EL COMERCIO

Ayer, 3 de octubre de 2017, el equipo de inspección realizó un control en la tubería matriz de La Florida. Fotos: Diego Pallero/EL COMERCIO

Es como hacerle una endoscopia a la ciudad. Una cámara ingresa por las pequeñas y medianas tuberías bajo el suelo de Quito y detecta imágenes, fisuras o problemas jamás antes vistos.

Así funciona el sistema de inspección televisiva que examina toda la red de alcantarillado para evitar taponamientos o colapsos, especialmente en época invernal.

El equipo está conformado por 12 cámaras, dos de ellas operan en vehículos con robot autopropulsado. Se trata de autos pequeños del tamaño de un Tonka (40 cm) que ingresan a los ductos y filman todo lo que encuentran. Este dispositivo, a su vez, está conectado a un vehículo donde opera un sistema computarizado. Allí, un equipo de técnicos analiza las imágenes.


Fabricio Zambrano, subgerente de Saneamiento de Agua de Quito, explica que adicionalmente cuentan con cinco ‘cámaras de poste’, es decir, filmadoras que se instalan en una especie de palo que ingresa a los pozos, tres cámaras que están en chalecos y son llevadas por el personal de inspección en colectores grandes, de más de 1,50 metros, y dos cámaras de empuje manual. La inversión fue de un millón de dólares.

Zambrano explica que con base en los resultados de las imágenes, Agua de Quito planifica las rehabilitaciones.

Según Pilar Sánchez, jefa de la Unidad de Diagnóstico del sistema de alcantarillado, cada mes se realizan en promedio 90 inspecciones. En el presente año se han revisado 80 kilómetros de ductos, de los 892 km que tiene la ciudad. Tras esos trabajos se detectó que cuatro kilómetros del sistema están afectados.

Zambrano indica que no solo se trata del desgaste propio del paso del agua y de materiales como ripio y tierra que tienen un efecto de lija en la estructura, sino que se han detectado grietas y fisuras. La mayoría de ellas, producto de lo que se conoce como suelo circundante: los colectores se asientan y las tuberías se mueven.

Las zonas donde más problemas de ese tipo se han identificado están en el Centro Histórico y en el sector de la América (norte).
En esos tramos, se elaboró un plan de rehabilitación para el 2018, lo que implica devolver a los ductos su estado operacional. En algunos casos se trata de reparación y en otros de reemplazo. Entre el 2018 y el 2019, Agua de Quito invertirá USD 1 millón en rehabilitación de colectores.

Ayer, 4 de octubre, uno de los robots realizó una inspección en una de las redes principales en La Florida. El personal se ubicó en uno de los ductos, prepararon al pequeño auto, encendieron las computadoras y lentamente se inició el recorrido. El cable que conecta los dos dispositivos puede extenderse hasta 300 metros. En la computadora se ve agua, piedras, el túnel y una que otra rata.

No cualquier persona está en capacidad de manejar estos dispositivos. El equipo está conformado por 13 técnicos que han recibido capacitación tanto en Estados Unidos como en Colombia.

La velocidad a la que avanzan los vehículos depende de las condiciones del ducto, pero usualmente es de un metro por minuto. En las tuberías de PVC es más rápido, en tuberías rugosas toma más tiempo.

Sánchez dice que algunos vehículos han sufrido accidentes. Cuando hay sedimentos, estos patinan. A veces, el carro se ha quedado atrapado o se ha volteado, pero gracias a la experticia de los conductores remotos, se lo ha podido rescatar.

El tiempo que requiere cada inspección depende de las condiciones. Puede tardar desde 30 minutos cuando se debe recorrer distancias pequeñas, hasta tres horas, en tramos más largos y complicados.

El robot se carga con energía eléctrica, por lo que se cuenta con un generador que se conecta al carro que ingresa al ducto y a la computadora.

Para Kléver Cajas, experto en seguridad industrial, el contar con ese tipo de maquinaria ayuda a prevenir colapsos o inundaciones. Considera que el trabajo de inspección es insuficiente debido al crecimiento de la ciudad, y a que en Quito hay colectores con más de 40 años que deben ser cambiados.

Zambrano explica que como parte del Plan Lluvias para este año, (que arranca este mes) Agua de Quito adquirirá un equipo televisivo adicional, lo que permitirá realizar más cantidad de inspecciones. Costará USD 700 000 lo que incluye el mantenimiento respectivo.

Para ese período, dice, se prevé una inversión de USD 16 millones en la construcción de colectores, principalmente debido al crecimiento de la ciudad, que impermeabiliza los suelos, y lo que antes era captado por la vegetación, hoy termina en el sistema.

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