En la América y Bolivia, los buses emiten su descarga de humo cerca de las personas que transitan por el sector. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Para mejorar la calidad del aire que se respira en Quito, se requiere de un combustible cuyas emisiones no sobrepasen las 10 partículas por millón de azufre (ppm). Mientras eso no ocurra, en la capital continúan circulando buses con tecnología Euro 3, que utilizan diésel con hasta 350 ppm, de la década de 1990, y son responsables de la alta contaminación que hay en el Distrito, según la Secretaría de Ambiente de Quito.
De acuerdo con el ministro de Hidrocarburos, Carlos Pérez, en entrevista con EL COMERCIO a inicios de marzo del 2018, el diésel que se producía en el país hasta hace poco estaba por encima de las 350 ppm, pero el 12 de marzo se informó que -en promedio- el diésel que se comercializa en Quito tiene 227 ppm.
La Agencia de Regulación y Control Hidrocarburífero (ARCH) indicó que “desde enero hasta el 6 de marzo del año en curso, la terminal de El Beaterio ha despachado diésel premium para Quito, con un contenido promedio de azufre de 227 ppm”.
La concejala independiente Daniela Chacón considera que es necesario comprobar esta disminución sustancial en las partículas contaminantes y además garantizar que se pueda sostener en el tiempo.
Ella recuerda que en enero, el Municipio recibió una carta de Petroecuador y el Ministerio de Hidrocarburos que señalaba que, debido a los problemas en la Refinería de Esmeraldas, se anunciaba una probable mejora a 200 ppm hasta mediados de este año. Por eso, Chacón pide una invitación para verificar la calidad del combustible.
Las dos cosas que el Municipio debe solicitar -dice- son: verificar la cantidad de diésel que se está entregando en Quito y la otra es tener una certeza del Ministerio de Hidrocarburos y de Petroecuador sobre las mejoras de la calidad del combustible.
“Para tener certeza si se trata de importación de mejor combustible, o una real mejora de la refinería, y cuánto tiempo va a durar eso”, sostuvo Chacón.
Petroecuador afirmó que, desde febrero, la calidad del diésel premium para automotores emite 110 ppm. El ministro Pérez explicó que se hacen mejoras en la Unidad Hidrodesulfuradora de Diésel, de la Refinería de Esmeraldas.
Pérez señaló que la norma Inen que rige en Ecuador está fuera de lo que requiere el mercado (permite 500 ppm y buses de tecnología Euro 2). Agrega que el objetivo es llegar a 10 ppm, para acceder en el futuro a vehículos Euro 5.
Estos esfuerzos para mejorar el diésel y la calidad del aire de Quito no son suficientes si no existe un plan que, además de mejorar el combustible que actualmente se produce en la Refinería, incluya cambios en la norma Inen vigente, en el control de emisiones y que se aplique un cronograma de renovación de flota vehicular con plazos determinados, según el consultor de temas de movilidad Roberto Custode.
Francisco Silva, presidente de la Cámara Nacional de Distribuidores de Derivados de Petróleo, afirma que el organismo no ha recibido notificación de Petroecuador sobre la mejora en la calidad de diésel que se distribuirá. Pero aclara que no es necesario hacer ningún tipo de cambio o adaptación tecnológica en los sistemas de las estaciones de servicio, cuando se disminuyen las partículas por millón de azufre en el combustible.
En cambio, con esta mejora sí se requiere adquirir nuevos laboratorios para medir las emisiones y ofrecer garantías, para que las casas comerciales sientan suficiente seguridad para importar vehículos con una mejor tecnología y vendérselos a los transportistas.
El concejal Carlos Páez (AP)afirma que en la capital existe un sistema de monitoreo de la calidad del aire potente desde hace 15 años y que la revisión técnica vehicular permite evaluar las emisiones.
Datos de la Secretaría de Ambiente refieren que en la capital, entre el 2005 y el 2016, se registró un promedio de 18 microgramos por metro cúbico, cuando la normativa nacional señala un límite de 15 y la OMS, 10.
Aunque aún no se puede mejorar la tecnología de los buses que se usan en Quito, Páez afirma que un combustible de mejor calidad haría que los vehículos contaminasen menos.
Según el catedrático Alexis Ortiz, la contaminación sería menos fuerte si los transportistas realizaran un adecuado mantenimiento a las unidades de transporte. Es decir, aparte de la calidad del combustible se necesita el compromiso de los transportistas.
“Si un bus está con un 50% de opacidad y hace correctamente el mantenimiento, puede bajar las emisiones a 35%. La cantidad de humo, que es diésel no quemado, va a ser mucho menor. A más de mejorar el ambiente mejora el rendimiento económico”, aseguró Ortiz.
En Quito, una ordenanza emitida en el 2015 señala que los buses cumplen su vida útil tras 20 años de uso. Un cambio en la normativa y una actualización de tecnología podría implicar que sea necesaria una renovación anticipada. Pero Páez señala que esos vehículos podrían ser vendidos a transportistas de ciudades al nivel del mar, que tienen más oxígeno para la combustión.
En contexto
A escala internacional hay países que cuentan con buses de tecnología Euro 5 y 6. En Ecuador, la calidad de combustible superior a las 100 partículas por millón de azufre solo permite contar con buses con tecnología Euro 3, que existen desde hace 30 años.