En Mega Kywi se comercializan alrededor de 1 300 calentadores y calefones al mes. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Los calefones a gas siguen siendo una opción para calentar el agua en los hogares. Esto ocurre pese a que el Gobierno promueve desde el 2014 el uso de sistemas eléctricos para aprovechar la capacidad instalada del país.
Las personas que prefieren los aparatos que funcionan con gas licuado de petróleo (GLP) o gas doméstico justifican su compra por el bajo costo que representa su uso, aunque reconocen que el precio del calefón es más alto, en comparación con años anteriores.
Estos bienes están gravados desde el 2015 con el 100% del impuesto a los consumos especiales (ICE) y con un arancel del 100%. Esa carga tributaria hundió su venta temporalmente. Luego el mercado se recuperó. El año pasado se importaron USD 1,6 millones de estos aparatos.
El aumento de tributos duplicó su valor final, según representantes de siete almacenes que visitó este Diario el miércoles pasado.
En el mercado, un calefón a gas, según su capacidad, cuesta entre USD 250 y 718. El precio de los calentadores eléctricos fluctúa entre USD 98,29 y 890,13.
Los primeros están dentro del presupuesto de Armando Moreno, quien el miércoles pasado fue a Mega Kywi, en el norte de Quito, a buscar un equipo que se ajuste a las necesidades de su familia.
Acudió directamente al estante donde se exhiben calefones, porque en la construcción de su departamento se incluyó la infraestructura para este equipo en la parte exterior. “Sé que el calentador eléctrico consume más energía. El gas, en cambio, tiene subsidio”.
En promedio, una familia de cuatro integrantes utiliza un tanque de gas al mes, explicó César Manobanda, dependiente de este almacén. Esto significa un gasto de USD 1,60, que es el precio de venta al público de la bombona de 15 kilos. El valor real es de USD 11,22. La diferencia la asume el Estado.
Los sistemas eléctricos superan de largo este monto. Por ejemplo, un calentador de 12 kilovatios (kW) -sugerido para una familia de cuatro integrantes- equivale al uso de cuatro duchas eléctricas. Esto representa un consumo mensual de entre USD 15 y 25, según la tarifa de luz que paga cada persona, refirió Javier Segovia, gerente de la Empresa Térmica.
El Gobierno da incentivos
Para que el cliente no sienta un alza en la planilla, el Gobierno otorga un subsidio por el consumo de hasta 20 kW hora al mes; previamente se debe registrar en la página www.ecuadorcambia.com. Este incentivo estará vigente hasta fines de este año, informó el Ministerio de Energía.
Hasta enero pasado 113 857 personas se registraron para recibir esta compensación. De estos, un 83% tiene también un subsidio por el uso de cocina a inducción, según la Agencia de Regulación y Control de Electricidad (Arconel).
A Edwin Cuenca, quien está analizando comprar un calentador eléctrico para reemplazar su calefón, este beneficio no le convence del todo.
En los almacenes que ha visitado le han informado que el equipo sugerido para su casa no abastecerá al mismo tiempo para la ducha y el lavaplatos o lavabo. Y su instalación implicaría un consumo mayor de luz, si no se registra en el programa del Gobierno. “Me conviene más seguir usando gas”.
Mientras se mantenga la subvención a este derivado, consumidores y dependientes estiman que los calefones a gas seguirán teniendo demanda.
En el corto plazo el Ministerio de Energía no tiene previsto eliminar el subsidio del gas ni bajar la tarifa de energía para impulsar la compra de calentadores eléctricos.
Esta entidad expresó que los sistemas eléctricos deben ser privilegiados por las personas en función de sus bondades.
Pese a que la inversión inicial es mayor, estos generan un ahorro, porque los usuarios que se registran tienen acceso a un subsidio, se aprovecha la capacidad instalada del país para producir energía y se reducen las importaciones de gas doméstico. Además, estos equipos proporcionan altas condiciones de seguridad.
Roberto Ramos, jefe de Almacén de Kywi, mencionó que de 1 300 aparatos que se venden al mes en esta sucursal, 1 000 son eléctricos.
En La Casa del Calefón y en la calle Vargas los clientes prefieren los equipos que funcionan con gas. Gabriela Camacho, dependiente del primer local, comentó que estos sistemas brindan más comodidad, porque se puede disponer de agua caliente en dos sitios al mismo tiempo y se cuenta con un buen flujo de agua.
En hipermercados Coral no había ayer calefones a gas para la venta. Los dependientes señalaron que se les agotaron en todos los almacenes y que esperan que les llegue en la próxima importación. En Ferrisariato tampoco se encontraron equipos a gas disponibles.