Ocho animales de carga, decomisados en la frontera norte por contrabando de combustible, permanecen desde el año 2012 en el Grupo de Caballería Yaguachi de Ibarra. Foto: José Mafla/ EL COMERCIO
“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera…” y, en este caso, está detenido. Burros, mulas y caballos son utilizados en la frontera norte para ingresar gas, mercadería y otros productos a Ecuador evadiendo los controles.
Ocho de 12 caballos que intentaban cruzar de Ecuador a Colombia, cargados con cilindros de gas doméstico permanecen retenidos desde hace dos años en el Grupo de Caballería Yaguachi de Ibarra, norte de Ecuador.
La Fiscalía de Carchi dispuso que esta unidad del Ejército Ecuatoriano custodie estos animales, que transportaban el carburante de manera ilegal.
El mayor Mauricio Almeida, segundo comandante del Yaguachi, explica que una patrulla hipo móvil (soldados a caballo) cercó y capturó a estos caballos criollos que avanzaban solos por un sendero en el sector Cartagena, Tulcán.
Para las autoridades, estos animales son un verdadero problema porque son capaces de llevar mercadería sin necesidad de jinete y, cuando son aprehendidos, se debe destinar logística y recursos hasta que terminen las investigaciones.
Entrenados como están, son capaces de superar cualquier obstáculo o, de ser necesario, cambiar de rumbo, detenerse o correr al oír el chiflido de sus guías que les esperan del otro lado de la frontera.
Llevan gas, televisores, bolsas con celulares, ropa, entre otra mercadería.
En el peor de los casos se pierde el animal y la mercadería, pero el dueño queda libre para intentar hacerlo nuevamente. Esto ha obligado al Batallón a reentrenar a sus caballos.
“Nosotros estamos reentrenando a nuestros caballos justamente para contrarrestar ese problema porque hay mulas y caballos que superan obstáculos: bajan peñas o cruzan ríos sin problema, incluso descienden por gradas”, explica el teniente coronel Fabián Trujillo, comandante del Grupo de Caballería Yaguachi.
Entrenar a estos animales en estas técnicas puede tardar hasta tres meses, comenta.
Los ocho caballos están retenidos porque “la Ley de Control de Hidrocarburos señala que todo vehículo, animal, semoviente, que transporte derivados de petróleo con la intención de cruzar la frontera de manera irregular serán retenidos”, dice, por su parte, Almeida.
En este caso no hubo personas involucradas, pues los animales viajaban solos. Cada uno llevaba entre 2 y 4 tanques de 15 kilogramos, que constituyen la prueba de la infracción, explicó Almeida.
Para Marlon Escobar, ex fiscal del Carchi, el empleo de caballos o mulas para el contrabando es una práctica que data de una década.
Otros puntos en el que se ha detectado esta modalidad de transporte son: El Brinco, Río Carchi y 4 Esquinas, en Carchi, comenta Escobar.
El exfuncionario recuerda que unos 20 animales fueron aprehendidos en delito flagrante.
Los animales estaban retenidos en los terrenos posteriores del Comando de Policía del Carchi. “Pero varias acémilas murieron, por falta de cuidado profesional. Eso motivó a las autoridades de justicia para que los trasladen a Imbabura”, dice Escobar.
Canario, Tucano, Pipeta, Epa…
Aunque en el Grupo de Caballería Yaguachi, los caballos retenidos permanecen aislados del resto de jamelgos que pertenecen al Estado, reciben los mismos cuidados especiales.
“A todos los animales que ingresa a esta unidad se les practica un examen de anemia infecciosa, que cuesta USD 10. También se les coloca herrajes, que valen USD 7, para cuidar sus cascos.
Igualmente son castrados. Además se les alimenta con forraje y balanceado”, explica uno de los oficiales encargados.
Los contrabandistas prefieren a los caballos criollos porque son dóciles, fuertes y caminan con facilidad cruzando senderos, ríos y terrenos escarpados, comenta Almeida.
También señala que desde el 2012 el Grupo de Caballería Yaguachi, a través de sus órganos superiores, ha pedido a la Fiscalía que se agilite los procesos judiciales para que los animales retenidos sean rematados o donados.
Durante los dos años de espera cuatro equinos han muerto. En esos casos, un médico veterinario de la institución realiza la necropsia, para determinar las causas del deceso.
Luego elabora un informe que incluye fotografías y las remite a la Fiscalía, para su conocimiento.
El resto de animales está a cargo y cuidado de soldados denominado “manaderos”.
Uno de ellos es el cabo Luis Valencia, quien explica que incluso se les ha bautizado tomando como referencia características físicas, para llevar un control individual. Un caballo de pelaje amarillo, por ejemplo, lleva el nombre de Canario. Otros los nombraron como: Tucano, Pipeta, Epa…