La Habana, AFP
El famoso proyecto musical Buena Vista Social Club y su diva, Omara Portuondo, se reunieron ayer en La Habana, después de varios años sin actuar en la Isla.
Su objetivo: cantar a los estudiantes de música de la Escuela Nacional de Arte, un relevo al que entregaron su mejor arte.
“Esta música tradicional cubana no ha de morir jamás”, dijo Portuondo, quien a sus 79 años conserva su potente voz. Esta le hizo ganar recientemente un Grammy Latino y ser nominada para el Grammy tradicional.
El concierto devino homenaje a los fundadores del proyecto en 1996, que ya han muerto: Francisco Repilado (Compay Segundo), Ibrahim Ferrer, Manuel Licea (Puntillita) , Pío Leyva, Rubén González y Orlando López (Cachaíto), recordados con canciones que interpretaron en su día.
“Buena Vista Social Club es un solo aire, llegó para quedarse y para que las generaciones jóvenes asuman el legado que nosotros les estamos dando ” , dijo el timbalero Amadito Valdés, de 63 años.
Él es uno de los fundadores, en 1996, a instancias del guitarrista estadounidense Ry Cooder y el músico cubano Juan de Marcos.
Vestido totalmente de blanco -de buen augurio en Cuba-, Valdés participó en el concierto a los 400 estudiantes, de entre 15 y 18 años, de la Escuela, de donde han salido los actuales músicos.
Una es Idania Valdés, hija de Amadito, quien hace siete años integra el grupo, donde canta y toca el guayo. “Son ellos (los fundadores) los que quieren gente nueva y pienso que el proyecto no se va a acabar, estamos nosotros, el relevo, aprendiendo, haciendo lo posible porque esto continúe, hay para muchos años más”.
Chan chan, de Compay Segundo, tal vez la más famosa pieza del proyecto, puso a jóvenes a bailar en el patio de la Escuela y desató la nostalgia de los mayores.
Buena Vista rescató a figuras de la época de oro, los años 40 y 50, olvidados en muchos casos, a los que se incorporó gente como Elíades Ochoa, de 63 años, y el guitarrista Manuel Galván, de 78, presente en este concierto.
Este concierto “es importante para nosotros porque aquí están los pinos nuevos, los que nos van a relevar a nosotros” , dijo el ‘Guajiro’ Mirabal, trompetista de 76 años, que derrochó energía con el instrumento pero es parco al hablar.