Vecinos del Maracaná sufren sin empleo, ni acceso a la educación

Tienen la mejor vista del mayor “Templo del futbol” en este país: el estadio Maracaná, al que rinden tributo cada mañana y cada tarde en juegos callejeros y en la cancha de entrenamiento que tiene la comunidad.

Hay una gran pasión por el futbol, aunque no tanto por la Copa del Mundo. No tienen empleo, ni seguridad social, ni acceso a la educación y en algunos casos tampoco servicios básicos. Eso sí, son los torcedores más apasionados de la verdeamarela, aunque nunca han asistido a ningún juego.

Desde lo alto de la favela de Mangueira, en el Barrio Telégrafos o desde la Curva Da Cobra, se tiene la mejor vista del monumental coloso, el que fue el estadio más grande del mundo, construido para la Copa del Mundo de 1950 y en donde vive el “fantasma del Maracanazo” y los habitantes de esta comunidad se sienten orgullosos de tener enfrente al estadio más famoso de Brasil y que albergará este 13 de julio la final del Mundial.

Sin embargo, ellos no han sido beneficiados por nada de lo que en “El proyecto de la Copa del Mundo” les habían prometido.

Cuando comenzó la pacificación de esta favela en 2009 e iniciaron los primeros enfrentamientos y desplazamientos poblacionales, la Prefeitura les prometió que sería para mejorar su vida. Obras urbanas, escuelas, seguridad social y seguridad. Nada de eso llegó.

“Nosotros pensábamos que la Copa del Mundo traería beneficios cuando anunciaron hace años que Brasil sería la sede. De inmediato pensamos en el Maracaná, en que nosotros estaríamos en el centro de todo e infelizmente sólo hemos sufrido porque intentaron desalojarnos, sufrimos discriminación por vivir en una comunidad a la que llaman favela y estar tan cerca del estadio”, cuenta Vinicius Rondona, un taxista de Mangueira.

En dos años esta ciudad albergará los Juegos Olímpicos de 2016, para lo que se construirán más instalaciones y habrá más desplazados.

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