El control de la inflación a partir de este año es uno de los grandes desafíos que tiene por delante el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff. Foto: AFP
La inflación en Brasil llegó al 10,67 % en 2015 y registró así el valor más alto en 13 años, informó el viernes 8 de enero del 2016 el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
En 2002, el Índice de Precios al Consumidor Amplio (IPCA) había sido de 12,53 %. En esa época, la inflación se salió de control a raíz de la incertidumbre en los mercados ante la llegada al poder de la izquierda, a través del Partido de los Trabajadores (PT) de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010).
El índice registrado el año pasado se distancia de la meta oficial, de 4,5% al año y sobrepasa el techo de la meta, que es de 6,5 % anual.
Según el IBGE, en 2015 aumentaron los precios de todos los grupos de productos y servicios que componen el costo de vida de los brasileños.
Los grupos que más influyeron en el índice inflacionario son el de habitación, en el que los precios aumentaron 18,31 %; el de alimentos y bebidas, donde subieron 12,03 por ciento; y el de transportes (10,16 %).
En el grupo de habitación se incluyen los precios de energía eléctrica y en el de transportes los de combustibles. Ambos rubros -energía eléctrica y combustibles- respondieron por el 24% de la inflación total de 2015, puntualizó el IBGE.
El control de la inflación a partir de este año es uno de los grandes desafíos que tiene por delante el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, junto al equilibrio de las cuentas públicas y la reactivación de la actividad económica.
El Banco Central proyecta para 2015 una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) del 3,6 por ciento.
La crisis económica que sacude al gigante sudamericano dio argumentos para los pedidos de destitución de la presidenta presentados por la oposición desde que Rousseff asumió su segundo mandato, en enero de 2015.
De hecho, el pedido que fue avalado por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, y que proseguirá en febrero, cuando termine el receso parlamentario, se basa en maniobras contables practicadas por el Gobierno en 2014 con el fin de maquillar la situación financiera en pleno año electoral.