La calle Brasil, en el norte de Quito, es una arteria para unir el sector. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
Hay colegios, plazas y bares con su nombre y otros relacionados con ese país. La calle Brasil es una de las vías más importantes.
No hay garotas por doquier ni su clima es paridisíaco. De hecho, ayer, 2 de junio, la calle Brasil de Quito, estuvo fría por la mañana. En la capital, se encuentran sitios que tienen vinculación con el país carioca.
Hay colegios, plazas, bares y restaurantes con su nombre. Pero sin duda, el lugar más concurrido es la calle Brasil.
Son tres kilómetros de una vía que, en los últimos 40 años, pasó de ser un camino rústico, de piedra, casi un chaquiñán, hasta convertirse en una de las vías más importantes del norte, que es paralela a las avs. De la Prensa y a la Mariscal Sucre y sirve para desahogar el intenso tránsito que tienen.
Lo que hoy es una vía congestionada, por donde pasan en promedio 10 398 autos al día, empezó siendo, en la década de los 70, un camino en el monte. Así lo recuerda Leopoldo Muñoz , uno de los primeros habitantes. Cuenta que por el sector era desolado.
El hombre de 53 años asegura que todo era montaña, por lo que de niño solía salir a explorar con sus amigos. La Brasil empezó a ser construida, conforme nacieron barrios como La Andalucía, La Florida y La Concepción.
En la Brasil de Quito, el problema no son las favelas, sino la congestión y el ruido. Édgar Noboa quien vive en la esquina de la Brasil y Zamora, explica que desde antes de las 05:00, el sonido de los buses y busetas empiezan a adueñarse del sector. Además, añade, hay locales comerciales que no tienen parqueaderos y eso dificulta la movilidad.
Gonzalo Ortiz, historiador, recuerda que a partir de 1970 empezó la prolongación de la urbe hacia el norte del colegio San Gabriel.
Diego del Castillo, expresidente de la Cámara de la Construcción, cuenta que la Brasil fue un nexo que unió el norte moderno con el centro norte que llegaba hasta la Mañosca.
En esta calle nunca se escucha zamba. Lo que hay son un par de locales que venden CD de música y que para atraer clientela, suben el volumen a los parlantes. En los últimos 15 años, esta vía se volvió comercial, sobre todo desde su intersección con la avenida América, y la Caicedo.
Hay peluquerías, tiendas, locales de comida, papelerías, institutos educativos, panaderías, venta de ropa, entre otros.
La Brasil está dividida en dos. El primer tramo, es una avenida de dos carriles por sentido, separados por un parterre. Va desde la América hasta la Zamora. En el segundo la vía se reduce a un carril por sentido. René Vallejo, urbanista, explica que mientras más ancha la vía, más altas pueden ser las edificaciones.
En el primer tramo, se podía construir edificios de hasta ocho pisos para locales, oficias y viviendas, mientras que en el segundo, no más de cuatro solo para uso residencial.
En la Brasil más que brasileños hay cubanos, en especial en el sector de La Florida.
A pesar de la diferencia del clima y de la cultura, los brasileros que residen en la capital, se han enamorado de la geografía.
Bruno Carvalho vive aquí desde hace siete años y cuenta que casi todas las mañanas, desde su casa en el sur, puede mirar el volcán Cotopaxi. “Su belleza y majestuosidad me tienen cautivado. A mi familia en Río de Janeiro siempre les digo que lo que más me gusta de vivir en Ecuador son sus nevados y volcanes”. Es casado y tiene una hija.