Redacción Machala
El hedor de la basura en descomposición inunda todo el lugar. Montañas de desperdicios se acumulan en un terreno baldío. Los gallinazos y las moscas pululan entre los desechos.
A este lugar llegan las dos toneladas de desechos que diariamente se recogen en el cantón Portovelo. El Municipio utiliza este predio, ubicado a 7 kilómetros de la cabecera cantonal, luego de que fuera impedido de arrojar la basura domiciliaria directamente en el río Amarillo.
El botadero está a un costado de la carretera que conduce desde el centro de Portovelo a la parroquia Salatí, en el sitio denominado Ojeda. Ahí sus habitantes cultivan café, caña de azúcar y piñas.
Los dueños de las fincas aledañas dicen que el vertedero afecta a sus plantaciones. “Las piñas se están llenando de gusanos”, comenta Rosa, quien pidió no publicar su apellido.
A 500 metros del botadero, en una pequeña villa de construcción mixta, su propietaria, quien solo se identifica con el apellido González, asegura lo contrario.
“No, aquí no se ha afectado nada”. La comunera es familiar de Ismael González, a quien menciona como el dueño del terreno donde se depositan los desechos. “Él le arrienda al Municipio”, dice con recelo.
El alcalde de Portovelo, Julio Romero, asegura que el botadero de basura (al cual se refiere como relleno provisional) es manejado para evitar la contaminación. “Es un lote arrendado, donde se le da tratamiento a la basura, se la cubre con tierra”, detalla.
En el botadero se aprecia que una parte de los desechos ha sido cubierta con tierra y luego compactada. La mayor parte permanece a la intemperie.
El líquido negruzco que genera la descomposición de la basura (lixiviados) se mezcla con el agua de un pequeño riachuelo. El Alcalde cuenta que el botadero está vigilado por el Ministerio del Ambiente. Sin embargo, no aclara si tiene el permiso ambiental.
La Dirección de Ambiente de El Oro dice que no. “Yo no he dado ningún permiso para ese sitio ni para ningún lugar en Portovelo”, afirma Walter Calero, director provincial de Ambiente. “Al contrario, le hemos pedido al Alcalde que haga el diseño para un relleno y que solicite la licencia ambiental”, acota.
Según Romero, dentro de un mes comenzarán los trabajos para adecuar el lugar para el relleno sanitario definitivo. Este se ubicará en el sitio El Tablón, una zona ganadera del cantón. No obstante, Calero señala que el Cabildo tampoco ha pedido los permisos de funcionamiento para diseñar un relleno allí. “No tenemos ninguna solicitud al respecto”.
El botadero luce desierto. Una sola persona vigila el ingreso. No hay minadores. Los recolectores llegan, descargan y regresan por una polvorienta vía.