Así estaba ayer el sector de los barrios Osorio y Pinar Alto, afectados por el aluvión que se produjo la tarde del viernes, en la ladera de Pichincha. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Cuando vio que la ola de lodo alcanzaba los dos pisos de su casa, a Luis Tipán no le quedó más que abrazar a sus hijos. El hombre hacía mantenimiento eléctrico en la vivienda cuando empezó a sentir que la tierra temblaba.
“¡Terremoto!”, gritó confundido, y enseguida vio cómo el lodo destruyó la casa de su vecina. “Pensé que nos íbamos a morir y que mi hogar también iba a desaparecer”, cuenta el morador del barrio Osorio, ubicado en el sector del Pinar Alto (noroccidente de Quito), y uno de los más afectado por el aluvión registrado la tarde del pasado viernes.
Junto a ese predio, Verónica Cacuango llora al observar a los policías que retiran los escombros de lo que era la morada de su abuelita de 80 años.
A una cuadra, otro vecino recibía la llamada de un familiar para preguntar cómo están en Osorio. “No tenemos nada, nos quedamos sin nada”, le dijo. En el inmueble de Luis Clavón, la punta de un árbol se incrustó en una de las paredes.
Luego de varios sobrevuelo por la zona del aluvión, el alcalde Mauricio Rodas confirmó que el evento se produjo por causas naturales. En las laderas de la quebrada Pichincha se produjeron tres deslizamientos de material vegetal, como resultado de las intensas lluvias de los últimos días.
Aluvion en el barrio Osorio en el Occidente de Quito, los propietarios de las viviendas afectadas trabajan junto a policías y militares para sacar el lodo de las viviendas. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Eso generó la acumulación de maleza, hojas y tallos que taponaron la quebrada. También se selló el canal que corre en paralelo a la quebrada Pichincha. El desbordamiento de este generó, a su vez, el flujo de lodo que bajó desde el barrio Osorio hasta el Pinar Alto.
Rodas aseguró que el fondo de emergencia se activará para atender a las familias afectadas: 11 de ellas fueron evacuadas del sector y 25 viviendas sufrieron daños. Para el trabajo en el territorio se desplegaron alrededor de 1 000 efectivos de la Policía Nacional, Municipio de Quito, Bomberos, Cruz Roja y otros organismos.
El vicepresidente del Ecuador, Otto Sonnenholzner, también subió al sitio de la emergencia para constatar, junto al alcalde Rodas, las afectaciones del aluvión y coordinar las acciones de limpieza, mitigación y ayuda a los damnificados.
Tras levantar los datos de la situación socioeconómica de las familias, la ministra de Inclusión Económica y Social, Berenice Cordero, indicó que se entregarán bonos de contingencia temporales por un valor aproximado de USD 300, hasta que se defina una estrategia de atención personalizada para cada familia.
También señaló que a la Secretaría Nacional de Riesgos le corresponde la entrega de kits de asistencia humanitaria para las familias afectadas, que incluyen insumos para alimentación, aseo personal y ropa.
Cestos de ropa, juguetes y televisores se mezclaban ayer con el lodo acumulado en medio de las vías. Las montañas de escombros se formaban con lo que los moradores de Osorio sacaban de sus viviendas.
En la calle, el material se retiraba con gallinetas y excavadoras y se colocaba en volquetas. Hasta el mediodía de ayer, las divisiones de los adoquines que desaparecieron entre ríos de lodo volvían a notarse. Pero en las viviendas afectadas poco se pudo recuperar.
Aunque en el momento se tenga que afrontar la recuperación integral de los barrios Osorio y Pinar Alto y sus alrededores, el morador Bolívar Pilaquinga agradece que no hayan víctimas que lamentar.
Lo mismo opina Luis Yépez, quien vive en el sector hace 30 años. Él cuenta que solo pudo ver una “bola de lodo” que llevaba carros en su interior y bajó hasta su vivienda, una de las que se encuentra entre las 12 manzanas afectadas.
La cantidad de fango, que se acumuló en algunas viviendas, llegaba hasta la rodilla de las personas que madrugaron este sábado 23 de marzo para limpiar los escombros que dejó el aluvión en El Pinar Alto. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO
La misma noche del aluvión se terminó con la construcción de un canal que logró reencauzar y controlar el flujo de agua y lodo. Rodas aseguró que con eso se logró detener la fuente del problema para continuar con las tareas de limpieza del personal de seguridad y emergencia de la ciudad.
Las familias que perdieron todo amanecieron ayer en el albergue municipal de La Y, localizado en el norte de la capital. Todos estaban angustiados de saber qué vendrá después.
Alicia Fernández estuvo en el grupo de damnificados. La mujer de 31 años se encontraba en su trabajo cuando recibió la llamada de su hijo mayor, de 12 años. Lo perdieron todo.
Tras la desgracia, la familia fue ubicada en el albergue municipal . Ahí, junto a su esposo e hijos, pasó la noche; también otras 21 personas. En total 25 pernoctaron en el lugar.
Ese es el único albergue donde permanecen las familias evacuadas hasta ofrecerles una solución definitiva. Tienen instaladas 10 literas; además, una cocina y baños con tres duchas. Allí se les proveyó de víveres para la comida, también cobijas y ropa. Sin embargo, lo que más anhelan es recuperar sus viviendas, sus vidas.