Bolivia inicia la erradicación 8 525 hectáreas de cultivos de coca ilegal

Ley General de la Coca vigente en Bolivia desde 2017 amplió la superficie de los cultivos legales de la planta de 12 000 a 22 000 hectáreas. Foto: Archivo AFP

Ley General de la Coca vigente en Bolivia desde 2017 amplió la superficie de los cultivos legales de la planta de 12 000 a 22 000 hectáreas. Foto: Archivo AFP

Ley General de la Coca vigente en Bolivia desde 2017 amplió la superficie de los cultivos legales de la planta de 12 000 a 22 000 hectáreas. Foto: Archivo AFP

Bolivia comenzó este viernes 14 de febrero del 2020 la erradicación de 8 525 hectáreas de cultivos de coca ilegales en dos áreas de producción masiva, con anuncios de actuar con dureza contra aquellos que se opongan a esa tarea para proteger al narcotráfico.

"Tenemos 1 300 efectivos en los lugares de erradicación", aseguró el ministro interino de Defensa del país, Luis Fernando López, en un acto en una base militar en el aeropuerto internacional de El Alto, ciudad vecina de La Paz.

Los lugares principales en los que las fuerzas de erradicación compuestas por militares y policías ejecutarán esa labor son los Yungas en La Paz y el trópico de Cochabamba, considerado un feudo político de Evo Morales al que la Policía no ha retornado desde la crisis política y social de octubre y noviembre pasados en el país.


Chapare, un sitio crucial

Chapare es el nombre de una de las provincias que son parte del trópico del departamento de Cochabamba, en la que se cree se producen los mayores excedentes de la materia prima para la fabricación de cocaína.

Los Yungas es considerada por contra una región de plantaciones de coca para usos rituales y de consumo cultural con una producción controlada.

"No debiera existir hoja excedentaria, porque sin duda alguna es porque se está haciendo cocaína", enfatizó el ministro, que también remarcó que las fuerzas antidrogas no están "jugando" y están dispuestas a "todo".

López hizo un llamado a los pobladores de Chapare para que liberen su región, al considerar que la mayoría "son prisioneros de amenazas permanentes" de quienes cubren actos ilícitos relacionados con el narcotráfico.

El titular interino de Defensa también cuestionó que hasta el momento en aquella región exista una suerte de "policía sindical", que autoriza el ingreso de personas como un método interno de seguridad, dado que la Policía hasta el momento no ha podido regresar a ese lugar.

"Se están pasando de la raya, se están pasando de la raya", reiteró López.

Más de veinte toneladas decomisadas

A su turno, el ministro interino de Gobierno (Interior), Arturo Murillo, destacó que desde que la presidenta interina Jeanine Áñez asumió la presidencia el pasado 12 de noviembre, policías y militares han "trabajado de la mano" para combatir el narcotráfico.

"Nuestra lucha contra el narcotráfico ha tenido buenos resultados, más de veinte toneladas (incautadas) en noventa días, (algo) nunca visto antes", remarcó Murillo.

La autoridad señaló que a esos decomisos se suman los cientos de detenidos que, a juicio suyo, no se reportaban en los operativos del Gobierno anterior de Morales.

Murillo también advirtió de que aquellos que se opongan al trabajo de erradicación y control de plantaciones de cultivos de hojas de coca "simplemente son socios y aliados del narcotráfico".

"Seremos durísimos contra cualquier atentado que quiera haber contra nuestra gente", sentenció.

En Bolivia existen 23 100 hectáreas de cultivos de coca, según el informe de monitoreo que la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (Unodc) presentó a mediados de 2019.

Aquel reporte también estableció que el trópico de Cochabamba, que concentra el 34% de estas plantaciones, existen unas 7 787 hectáreas, mientras que el resto corresponde principalmente en los Yungas paceños.

Ley General de la Coca vigente en Bolivia desde 2017 amplió la superficie de los cultivos legales de la planta de 12 000 a 22 000 hectáreas.

La hoja de coca está consagrada en la Constitución de Bolivia por sus usos tradicionales, medicinales y culturales, pero una parte de la producción es desviada al narcotráfico para fabricar cocaína.  

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