Un contenedor ubicado a la altura de La Kennedy tiene la puerta dañada. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Sin puertas y con la palanca de apertura dañada permanece un contenedor de basura en las calles Gonzalo Zaldumbide y Bustamante, del barrio La Luz, en el norte de Quito.
En lo que va de este 2021, Emaseo reportó el daño de 56 basureros de ese tipo.
La falta de puertas dispersa los malos olores y, con la lluvia, el interior se llena de agua. Así lo cuenta Doris Carrasco, moradora del sector. “Cuando se llena de basura huele horrible y el basurero está cerca de una tienda y otros negocios”.
La escena se repite más al norte, en el barrio La Kennedy. En las calles El Morlán y Ramón Borja, uno de los basureros ubicados frente a un negocio de comida no tiene las puertas laterales y no funciona la palanca con la que se abre.
En Quito hay 5 300 contenedores. El 35% de la ciudad cuenta con este servicio, que se implementó en la administración del exalcalde Augusto Barrera. La cobertura se amplió en la Alcaldía de Mauricio Rodas y, en el momento, no hay planes para su extensión.
Yolanda Gaete, gerenta de Emaseo, explica que ese servicio no se puede ampliar porque no se trata solo de la colocación de más contenedores sino también de horarios y frecuencias de recolección.
Sin embargo, para Gaete hace falta la concienciación sobre el cuidado de ese tipo de bienes. Durante el 2020 se reportaron 484 contenedores dañados. De esos, 342 fueron desmantelados, como el caso del basurero de La Luz.
La reparación del mobiliario se complicó debido a que durante el año pasado, la fábrica encargada de esa labor no trabajó. Actualmente, Emaseo tiene la capacidad de reparar hasta 42 basureros a la semana.
De los 56 que este año ya reportan daños, 34 han sido por choques de vehículos. Según la empresa, hay cinco casos en investigación por parte de la Fiscalía, por el delito de daños a la propiedad pública.
Basureros quemados en el sur de Quito. Foto: cortesía Emaseo
Gaete menciona que Chillogallo, en el sur, y La Mariscal, en el norte, son los sectores en donde se registran más perjuicios. En el primero, por ejemplo, los moradores reportan desperfectos por grafitis y el robo de las puertas.
Estefanía Herrera vive en Chillogallo. “Cuando se pasa cerca a los contenedores huele a todo”, dice. Se refiere a dos basureros colocados en las calles Marcos Escorza y José Pontón. Allí, uno está golpeado y rayado. El otro no tiene las dos puertas superiores.
En La Mariscal, Gaete sostiene que se ha detectado que los daños en gran medida son provocados por personas en situación de calle. “Algunos tienen incluso problemas mentales y sacan la basura o duermen en ellos”.
La entidad municipal informó que la póliza con la que cuentan los contenedores para su reparación tiene un costo de USD 50 000 al mes. Sin embargo, ese valor es para cubrir las reparaciones de los daños por siniestros.
La contenerización no es el servicio con mayor carga para el Municipio. A diario, Emaseo recoge 2 100 toneladas de basura. De esas, 700 toneladas se colectan de los contenedores; es decir, el 33,3%.
El resto se recoge mediante el servicio a pie de vereda. También hay recolección en las quebradas y en las parroquias rurales. La cobertura de este servicio en el Distrito Metropolitano llega al 97%.
El 3% que no cuenta con alguno de los servicios se relaciona con zonas de difícil acceso y barrios que no están regularizados. Sin embargo, según Gaete, lo que se debe hacer en esos casos es depositar la basura en los sitios más cercanos a la cobertura de la recolección.
Un problema que enfrenta la Empresa de Aseo es que este año, el 83% de la flota que se usa para el acopio cumplirá su vida útil. Por eso, la entidad alista un proceso de compra de 16 vehículos. En esto se invertirán USD 3,7 millones.
La institución y el consorcio Recobaq mantienen aún una disputa sobre la gestión de una parte de su flota. Gaete señala que se trata de 36 camiones de carga posterior, cuatro de carga lateral, cuatro repotenciados y dos que están
en mantenimiento.
La Gerencia espera la resolución de la Corte Constitucional respecto de la acción de protección presentada el 10 de noviembre pasado. La intención de la empresa es terminar de forma unilateral el contrato de servicios con ese consorcio.
Mientras esto se resuelve, tanto Carrasco como Herrera esperan que se mejore el servicio en sus barrios. Para las vecinas, el tema no es solo de cuidado del mobiliario sino de salud, ya que les parecen focos de insalubridad.