Agentes de control metropolitano colocaron vallas en el barrio Nueva Aurora, sur de Quito, para evitar aglomeraciones por las ventas ambulantes en el sector. Fotos: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
Los dos bandos están separados por la calle General Julio Andrade, en el barrio Nueva Aurora (sur de Quito), por vallas metálicas y por un piquete de agentes metropolitanos de control que vigilan que no exista agresiones.
Hay malestar en ambos grupos. Por un lado, los comerciantes informales, por el otro, dueños de casa y de locales ubicados en este populoso barrio del sur. “Queremos trabajar, queremos comer, queremos trabajar”, gritan los vendedores ambulantes”. “No a las ventas, no a la delincuencia, queremos paz”, gritan los habitantes.
La mañana de este martes 27 de octubre de 2020 los dos grupos protagonizaron una manifestación para pedir medidas diametralmente opuestas pensadas en mejorar la calidad del barrio. Los comerciantes informales, agrupados bajo la Asociación de trabajadores autónomos organizados Nueva Aurora, quieren que les dejen ocupar las veredas para instalar puestos de verduras, frutas, ropas, alimentos no perecibles, entre otros. Ellos dicen que hay una clientela histórica, pues desde hace más de 20 años realizan esta actividad.
Los moradores, en cambio, está hartos del desorden. “Ya no hay más diálogos, queremos acciones concretas, no más informalidad ni delincuencia”, repite Luis Monge, presidente del barrio. Cuenta con el apoyo de otros vecinos quienes esta mañana salieron de sus casas con carteles en los que exigían el desalojo del comercio ambulante.
“Nos han agredido, hay mucha hostilidad y también hay tráfico de drogas que se esconde detrás de estas ventas”, dice Myriam, una maestra que ha vivido 25 años en Nueva Aurora.
Luis Ruiz representa a los vendedores informales. Su pedido concreto es que la Alcaldía les asigne un espacio en donde puedan trabajar, como una plaza comercial o, en todo caso, les permita recorrer el barrio con las carretillas llenas de productos. “En nuestras casas tenemos hijos que nos esperan y a los que debemos llevar un pan”, señala. Se queja de que los productos que hoy no lograron vender se van a dañar.
Los residentes y propietarios de locales se quejan del desorden generado por las ventas ambulantes en el barrio Nueva Aurora. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
El dirigente de los vendedores asegura que su derecho al trabajo debe imponerse sobre el derecho de los dueños de casa o quienes arriendan locales comerciales.
“Nos han perjudicado, porque mientras nosotros estamos generando empleo, pagamos impuestos y servicios, ellos venden los mismos productos o generan inseguridad y ahuyentan a nuestros clientes“, dice un dueño de un local comercial.
En el lugar se han presentado incidentes, pues los vendedores dicen que necesitan trabajar, mientras los residentes y dueños de locales se quejan de la inseguridad. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
Para la Agencia Metropolitana de Control (AMC), el tema de las ventas en la calle se cataloga como un mal uso del espacio público. Se trata de una contravención a una resolución municipal, que se sanciona con multas económicas.
La mañana de este martes, la AMC desarrolló allí un operativo. Dispuso a 25 agentes civiles y un grupo de policías nacionales, quienes reforzaron el control. El operativo fue pacífico, pues los agentes dialogaron con los informales y les advirtieron que hoy no se permitirían ventas, ni desorden ni aglomeraciones.