Barcelona seguirá con pésimos resultados, demandas laborales, postulante al descenso, sin jerarquía, sin ambiciones…. Ese es el Barcelona del presente y es probable que sea el del futuro, si sus directivos no transforman esa institución.
No es el hecho de gritar, defenderse con el pasado, con las promesas banales, los millones de dólares ofrecidos… Ellos deben dejar de lado esa jactancia y mediocridad que han hecho daño a ese club. Es hora de cambiarse el chip; empezar a ser ejecutivos, planificadores, visionarios porque no lo son… Y aprender de Rodrigo y Esteban Paz, exitosos con Liga de Quito; copiar lo que en su momento hizo Isidro Romero… Pero esa revolución carece, al momento, de liderazgo, porque los directivos actuales no tienen esas cualidades para transformar un club.
Estos desconocen de fútbol, manejos de grupos, mercados de fichajes… Ellos solo llegaron para fortalecer sus plataformas políticas y aparecer a diario en las agendas de las radios, televisoras, periódicos…
Aún así, esa transformación es urgente y necesaria para bien del fútbol del país. Los actuales o los próximos directivos están en la obligación de apostar por un proyecto a largo plazo, que incluya una cantera de jugadores.