Barack Obama sufre graves ataques por su reforma de salud

Corresponsal en Nueva York

Hasta los liberales están en revuelta contra el presidente Barack Obama. El primer mandatario estadounidense no ha logrado galvanizar un discurso comprensible y convincente para su propuesta de reforma de salud y ha dejado que los republicanos le ganen terreno en contra del plan, lo cual ha puesto furiosos a los partidarios del Mandatario.

Estos días Obama se enfrenta a los más duros momentos de su administración desde que asumió el poder el 20 de enero pasado. Con concentraciones populares donde lo acusan de querer matar a los ancianos y de propiciar la creación de paneles de la muerte para así reducir costos en el presupuesto de salud, el Presidente casi no tiene respiro tratando de acallar esa desinformación.

Su popularidad se ha visto afectada y ha bajado al 50 por ciento, según las encuestas, aunque hay una de CNN que habla de que todavía Obama goza de un 56 por ciento, cinco puntos menos desde abril. Esta agresividad en contra de la reforma de salud cogió a la administración fuera de guardia.

Pese a las primeras señales alentadoras en la estabilización de la economía, todavía el desempleo es un problema insuperable lo cual está exasperando la paciencia de los estadounidenses. Según los analistas, Obama aún es el político más popular del país y el ataque no es exclusivamente a la reforma de salud, sino que el pueblo sigue molesto por el salvataje a los bancos y a las grandes corporaciones.

Lo cierto es que estos días en el país casi no se habla otra cosa que no sea de la reforma de salud, que es la más cara e inalcanzable para unos 46 millones de estadounidenses. La fecha límite para acabar con el debate es el 18 de septiembre, pero algunos liberales temen que sea tarde para sacarla a flote, más cuando hay campaña agresiva que han emprendido los seguros médicos y los republicanos, quienes también en sus concentraciones públicas aseguran que los 12 millones de indocumentados han sido tomados en cuenta en esta propuesta. Los congresistas demócratas ya salieron a aclarar que los “sin papeles” están al margen de cualquier plan de reforma de salud.

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